—¿A dónde tenías planeado enviarme?
—¿Eh?
Ese parecía ser un buen momento para recordar que, hace tan solo unas noches atrás, Kiyoomi estuvo a punto de enviarlo a quien sabe dónde lejos de él.
Y con lejos, seguramente, se refería a muy, muy, lejos.
¿Cómo pretendía hacerlo?
¿Planeaba sedarlo o hacerlo tomar algo para adormecerlo para que así no pusiera resistencia ni supiera qué estaba pasando?
Atsumu se imagina en un vuelo, completamente solo, con la conciencia perdida pero con su cuerpo sintiendo el abandono mismo que se reflejaría en lágrimas de las que no sería consciente tener hasta que volviera en sí y sintiera todo su rostro húmedo.
Imaginarse en un escenario así habría sido duro.
Habría gritado y habría insultado a Kiyoomi de mil formas al darse cuenta de lo que había hecho. Pero si él creía que se iba a quedar sentado de brazos cruzados, aceptando la nueva vida e identidad que tenía preparado para él, estaba equivocado.
Atsumu no se habría quedado sin hacer nada.
Habría luchado.
Habría hecho lo imposible por volver.
Después de todo, lo lleva en la sangre.
Después de todo, él no es, para nada, una persona débil de la que puedan prescindir fácilmente.
Ese día se cumplen dos semanas y dos días exactos de lo sucedido en la mansión Itachiyama. Los suficientes para que Atsumu se sienta cada vez más listo para escuchar lo que Sakusa tiene qué decir.
Era evidente que luego de pedirle a Kiyoomi, por fin, la verdad a cerca de ellos, tras hace un par de noches y luego de la visita de uno de sus conocidos —mismo que descubrió que le había salvado la vida—, no se la diría en ese momento.
Atsumu quería oírla a como diera lugar pero Kiyoomi no iba a acceder a que se desvelara toda esa noche escuchando su historia si eso se traducía a que, a la mañana siguiente, pudiera repercutir en su salud.
Por eso, esperaron.
Esperaron a que la influencia de la visita de Iizuna no fuera el motivo real por el cuál Atsumu se sintiese tan inquieto por saber.
Aunque, bueno, puede que incluso ahora esa influencia sí sea parte de la razón por la que quiera oír la verdad de boca de Kiyoomi pero en mayor parte es el deseo de Atsumu por saber sobre ellos solamente.
Luego de oír parte de los hechos de boca de Iizuna, a Atsumu no lo ha dejado dormir el querer saber acerca de Kiyoomi y él. Escuchar todo eso, al igual que la historia de los chicos de La Faire, le han ido formando una imagen de sí mismo que, honestamente, todavía se le hace difícil de imaginar.
Por otro lado, está todo lo que Kiyoomi ha hecho por él y por los suyos durante este tiempo que estuvo perdido.
Eso sin obviar la fuerte atracción que hay entre ellos desde el día en que se volvieron a reencontrar. Y no solo es la atracción en sí, cada que está con él, cada que pasan las horas y descubre más cosas sobre ambos, siente que va sanando de a poco.
Que estén tomando el primer desayuno juntos, luego de semanas, es un gran avance pero Atsumu también lo siente como un retroceso de solo imaginarse que han vuelto a las mismas circunstancias y al mismo punto en el que antes desconocía absolutamente todo acerca de él.
No quiere ser exigente ni pretencioso, pero está un poquitín ansioso por saber.
Aunque ahora haya sido él mismo quien haya evadido tocar ese tema por otro que también siente necesitan aclarar.
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Eat me 【Haikyuu-SakuAtsu】
FanficAtsumu trabaja para La Faire, un triste y decadente bar de mala muerte administrado por el líder de la Familia Gu, una organización clandestina con gran poder económico y político a la que no pertenece pero al mismo tiempo agradece pues al menos le...