Capítulo 6. Amor correspondido... ¿o no? (editado)

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—POV Cami—

Me acomodo libremente contra Lucas. Dejo mis piernas descansar sobre su regazo, y mi cabeza la recuesto contra su hombro. Él no tarda en rodearme con su brazo, atrayéndome hacia su pecho, para acomodarme mejor.

— Duerme un rato —lo siento murmurar contra mi cabello, mientras enseguida, siento el suave vaivén de sus dedos por mi brazo.

— Vale —acepto en voz baja, sin rechistar. Solo voy a cerrar los ojos unos segundos, no pienso dormirme. Tengo que grabar en mi mente su calor, la dulce caricia de sus dedos, el suave palpitar de su corazón.

No puedo dejar que el sueño me robe este mágico momento.

***

Que alguien silencie ese alboroto. No me deja dormir cómodamente.

Pasan algunos segundos y vuelvo a percibir cierto escándalo. Pero, estoy tan cómoda, y no tengo ganas de ver lo que pasa a mi alrededor, que le resto importancia. Que pereza.

— Cami —susurra una voz grave cerca. Que voz tan rica. Debo de estar soñando. —Cami, despierta. Ya nos están llamando para abordar el vuelo —siento como unos dedos apartan mechones de mi rostro.

Se siente tan real.

Percibo una calidez en mi rostro.

— Nena, vamos a perder el avión —siento unos suaves labios en mi mejilla.

Esto es real.

Abro los ojos lentamente, me paso una mano por encima de ellos para despejar mi vista. En mi campo de visión aparece un Lucas con una sonrisa divertida.

— Sabía que dormías tan profundamente. Pero, no a este extremo —comenta burlón en voz baja.

El sueño comienza a disiparse. Estoy a punto de responderle, cuando escucho la voz de los chicos.

— ¡Cami, mueve el culo de allí! —reconozco la voz de Liam.

— Por tu culpa vamos a perder el avión —le sigue la voz de Chris.

Volteo rápidamente en dirección a ellos. Todos me miran irritados.

— Ya sabemos que tu sueño es sagrado. Pero, a la otra, ni te creas que vamos a dejar dormirte —amenaza, Liam, señalándome.

— Eres la única que los puede sacar de quicio incluso cuando duermes —siento el cálido aliento de Lucas contra mi cabello.

Volteo a verlo y me encuentro con su sonrisa divertida todavía. Estoy a punto de defenderme. Pero, me vuelven a interrumpir.

— Última llamada para abordar el vuelo doscientos diez. Última llamada —se escucha por los altavoces.

— ¿Doscientos diez? ¿no es ese nuestro avión? —pregunto confundida, mirando directamente los ojos de Lucas.

— Sí —afirma, mientras baja mis piernas de su regazo.

— ¡¿Qué?! —exclamo haciéndome levantada de un solo salto. —¡¿Por qué no me has despertado antes?! —agrego, con la adrenalina corriendo al máximo por mi cuerpo. Pero, esa adrenalina no es lo suficientemente potente, porque cuando intento avanzar varios pasos, no puedo. Pierdo el equilibrio.

Observo mi alrededor tambalearse. Solo esto me faltaba. Caerme y hacernos perder el vuelo. Pero, enseguida siento un brazo rodear mi cintura.

— Traté infinidad de veces despertarte —comenta, mientras comienza a guiarnos hacia los chicos. Que van como mil metros por delante de nosotros, a máxima velocidad. Estoy exagerando, lo admito. —creo que bien podría pasar un terremoto, un tsunami y un huracán, y tú ni siquiera te inmutas —agrega. Me suelta de la cintura, y comprueba con la mirada que sigo el paso rápido sin perder el equilibrio.

El Caos de Ariadna © (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora