—POV Ari—
¿Por qué hace tanto calor?
Mantengo los parpados cerrados, mientras trato de apartar las sábanas de mi cuerpo.
Que extraño. ¿Por qué no me puedo mover?
Abro los ojos confundida. Y flashbacks empiezan a pasar por mi cabeza.
Los chicos. La discoteca. Daysi. Alex. El baile. La cocina.
¡Por favor, esto tiene que ser una pesadilla!
Mis ojos se agrandan exageradamente cuando me encuentro de frente con un pecho, cubierto por una camiseta holgada.
Esta es una maldita pesadilla.
¿Cómo es posible que haya terminado abrazada a Alex mientras duermo?
Yo no soy de moverme mucho cuando duermo, y mucho menos de abrazar a alguien.
Trato de escaparme de sus brazos. Pero me es imposible. Muevo mis piernas para desenredarme de él. Pero fallo nuevamente.
Esto no puedo ser verdad.
Cuento mentalmente. Uno. Dos. Tres.
Esto no es el fin del mundo.
<<Inhala. Exhala. Inhala. Exhala>>
Escucho como murmura algo entre dientes, pero no logro entenderlo.
Elevo la mirada a su cara. Observo su cabello despeinado, y como su rostro está sereno.
Parece que no mata ni a una mosca.
Dejo de contemplar su fingida inocencia, y muy despacio y con sumo cuidado, me empiezo a desenredar de él.
De primero, las piernas. Luego, los brazos.
¡Finalmente! ¡Victoria!
Me coloco mis pantuflas y me levanto. Arreglo rápidamente el lado en el que dormí.
Rodeo la cama para apagar la lámpara.
Me aseguro que las cortinas estén corridas, para que no entre la claridad en la habitación.
Así no tengo que lidiar tan temprano con él.
Salgo de la habitación lo más silenciosa posible. Cierro la puerta con sigilo y emprendo mi camino hacia la habitación de Cami.
Llego a la habitación. Encuentro la puerta abierta y la cama vacía.
¿Y ahora qué le voy a decir a Cami?
Camino hacia el colchón en el que me tocaba dormir y me agacho a recoger mi celular del zapato.
Enciendo la pantalla y miro la hora.
¡Las 2:00 P.M.!
¿Tanto he dormido?
Dejo el celular sobre la cama y me dirijo rápidamente al baño a tomar una ducha.
Me baño y me cambio en un santiamén.
Me dirijo a la cocina, con un short de lona y una camiseta negra de tirantes. Y por supuesto, mis preciadas Vans blancas.
Llego a la cocina, y entro tranquilamente.
Observo como todos se encuentran terminando de comer. Están todos, excepto mi hermana, Chris y Alex.
— Buenos días —saludo en general, y paseo mi mirada de uno en uno, con una sonrisa.
— Buenos días, preciosa —el primero en contestarme es Liam.
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El Caos de Ariadna © (editando)
Romance¿Crees que las personas muestran su verdadera apariencia? Cuidado que nunca se sabe si detrás de una sonrisa amable y deslumbrante se encuentra la maldad más sólida del mundo. Hay que recordar que detrás de una historia hay diferentes perspectivas:...