Capítulo 12. Las malas del cuento

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—POV Ari— 

En las historias siempre hay dos versiones; La que cuentan los héroes, y la que cuentan los villanos. Y en está... nosotras somos las malas del cuento.

Justo ahora, me encuentro metida en la bañera, planteándome que es lo peor que puede pasar hoy.

¿Solo por llegar un poco tarde? ¿En serio? No es la gran novedad. Además, ya somos mayorcitas, y ellos saben perfectamente que somos responsables; No es como que andemos tomando o drogándonos.

Y todo huele a que mamá tiene bastante que ver con esta "Charla".

Por como ella se mira, con su cabello rubio (teñido), sus ojos verdes risueños, con esa estatura mediana, con su tez pálida, y con su resplandeciente sonrisa, da la imagen de madre perfecta. La madre del año.

Odio. Pero, en serio Odio, que finja que lo es. Delante de otros ella nos alaba. ¡Ah!, pero si la conocieran en la casa. Es completamente diferente.

Y bueno, mi papá es de esos que se cree la versión amorosa de ella.

Hablando de papá... él es de esos que se miran súper serios cuando lo conocen. Pero, en realidad es todo lo contrario.

Puede que el metro ochenta y cinco, es lo que le hace ver intimidante. Y bueno, también su físico tiene que ver.

Sus ojos avellanados resplandecen con alegría y diversión. Incluso chicas de mi edad suspiran por él. Es un señor cuarentón guapísimo (Obvio que lo digo porque es mi padre. Y también porque es cierto).

Su personalidad es bien bonita. Prácticamente, se comporta más como un hermano mayor, que como un padre.

Es nuestro cómplice. Hemos tenido varias escapadas los tres. Desde ir al cine, al acuario, incluso a la feria.

Pero, he aquí, un GRAN problema, que viene a tener un nombre y un apellido.

Sí, mamá es nuestro problema. Nunca hemos tenido una gran relación con ella, y eso es lo que le enoja a papá.

¿Un bonus? Bueno, que adoramos a mi tía (hermana de papá) y a mi mamá le frustra el modo en como tratamos a mi tía.

Aquí es donde ella aprovecha para armar el show de que no la queremos, de que no la respetamos, de que no la tomamos en cuenta, etc... Así que, nos convertimos en las malas de la historia.

Decido ponerle fin a mis pensamientos.

Salgo de la bañera, me seco con la toalla que tengo sobre la tapadera del retrete, y luego me coloco el pijama, que también entré al baño.

Agarro el peine, que había dejado a la par del lavamanos, y empiezo a desenredarme el pelo mientras salgo del baño. Me dirijo hacia el mueble en donde está la secadora de pelo.

Me tardo unos diez minutos secándome el pelo. Luego, me lo separo en dos partes, y decido hacerme dos trenzas simples.

¡Voila!

Ya estoy lista para afrontar la charla "importantísima".

Estoy preparándome para escuchar de la boca de mamá: —Olvídense por completo de las salidas con sus amigos —

Salgo de mi habitación, y me dirijo directo hacia la de mi hermana.

¿Quién dijo que iba a bajar sola? Ni loca pienso bajar a ese infierno.

Llego a su habitación, y entro sin tocar, como de costumbre. Mientras me encamino hacia su cama, la observo todavía enfrente del espejo, desenredándose el pelo.

El Caos de Ariadna © (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora