Capítulo 15. Todo lo imposible es posible

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—POV Ari—

Estamos finalmente en la casa. Me encuentro en la habitación de mi hermana, ayudándole a terminar de ordenar. Justo como se lo prometí.

Pasamos el tiempo ordenando y platicando. Terminamos aproximadamente como en 1 hora.

***

Salgo de su habitación, y me encamino hacia la mía.

Entro, y dejo la puerta abierta. Me siento en la cama, con mi celular en mano, y decido mandar un mensaje.

Yo:

— Holaaaaa, ¿lista para conocer lo mejor de tu vida? ;) Jajaja

Pd. Te habla Ari.

Le doy enviar, y me levanto de la cama. Dejo el celular en la mesa de noche y me dirijo hacia el baño, con mi toalla en mano.

Necesito una buena ducha.

Paso dentro de la ducha como 40 minutos. Y no es de extrañar. Con la música al tope, me convierto en una estrella y nadie me detiene.

Salgo del baño, y vuelvo a mi habitación. Me seco el cuerpo y me coloco mi pijama al azar. Agarro un pans negro y una camiseta de tirantes, y me dejo el cabello suelto.

Ya con el pijama puesto, salgo de mi habitación y bajo a la cocina en busca de comida.

Menos mal que no me encuentro con nadie, en todo el camino.

Como no hay variedad de comida en la refrigeradora, agarro la caja de leche, la caja de cereal, un tazón y una cuchara.

Soluciones sencillas, vida sencilla.

Termino de comer mi deliciosa cena y recojo mis platos. Los coloco en el fregadero y los lavo rápidamente.

Vuelvo a subir a mi habitación, con el silencio envolviéndome.

Entro en mi habitación, apago la luz, y me voy directa a la cama.

Cierro los ojos, y me pongo a pensar como siempre, antes de dormirme.

Pasan los minutos, y el sueño nunca llega. Giro a la derecha, giro a la izquierda, me coloco boca abajo, boca arriba. En ninguna posición me puedo dormir.

Dándome por vencida, tiro las sábanas a un lado, y me levanto de la cama. Camino a oscuras hacia el interruptor y enciendo la luz. Giro y me encamino hacia una caja que todavía tengo que desempacar.

Al llegar a ella, me es inevitable no sonreír. Dentro, están los amores de mi vida.

Amo los libros y a los personajes ficticios.

Rebusco entre mis libros y finalmente doy con el que estaba buscando. "La dama de honor y su mala suerte"

Me dirijo hacia el pequeño espacio, que me hizo quedarme con esta habitación. Tomo asiento y levanto la mirada al cielo. Hay pocas estrellas rodeando al cuarto de luna.

Si estuviéramos en el campo, el cielo se miraría en su máximo esplendor. Con tanta contaminación lumínica, no se puede apreciar aquí.

Desvío mi mirada y la enfoco en mi libro. Lo abro justo en el separador y empiezo a leer. Leo las palabras, pero no puedo imaginarme nada. Parece ser que encuentro más entretenido mirar el vecindario en medio de la noche.

Me doy por vencida. Primero no me puedo dormir. Y ahora, no puedo leer, por estar de curiosa.

Coloco el libro a un lado. Dejo que mis ojos vaguen por la calle, que está iluminada por unos faros. Recorro casa por casa. Ya todas con las luces apagadas.

El Caos de Ariadna © (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora