Capítulo 18. Inicio de todo

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—POV Ari—

Los chicos se han marchado hace pocos minutos. Y nosotras no perdemos nuestro tiempo.

— ¿Nos vamos? —pregunta Cami, mientras empieza a avanzar.

— ¿A dónde vamos? —pregunto un poco desorientada, mientras me voy fijando en las aulas e ignorando a las personas del pasillo.

— Vamos a la Dirección boba, para que recojan sus horarios —responde ella, de manera obvia.

Subimos las escaleras y llegamos a la segunda planta. Observo a una mujer a lo lejos detrás de un escritorio. Posiblemente sea la secretaria.

— Por aquí —dice Cami, mientras continúa caminando, hasta detenerse enfrente de ella.

— Bueno días Cleo —saluda ella con emoción a la señora que se encuentra detrás del escritorio. — ¿Se encuentra la Directora? —pregunta, regalándole una pequeña sonrisa.

— Hola, Camile —le responde ella, devolviéndole la sonrisa. Ahora sé que se llama Cleo — Por supuesto. Pasen adelante —añade, señalando hacia la puerta de enfrente.

— Nos vemos —se despiden y nos encaminamos hacia la puerta. Cami toca la puerta y sin esperar respuesta, entra, con confianza.

Observo a una señora con lentes, sentada en una silla giratoria detrás de un escritorio, con la vista fija sobre su computadora.

Al escuchar la puerta cerrarse, levanta la mirada hacia nosotras.

— Buenos días, chicas. ¿En qué puedo ayudarlas? —pregunta ella, posando toda su atención en nosotras.

— Buenos días, Seño Margareth —responde Cami, con una sonrisa en los labios.

Empieza a caminar hacia el escritorio, y toma asiento en una de las sillas enfrente de ella. Nosotras la seguimos hasta quedar justo detrás de ella.

— Veo que traes compañía —comenta Seño Margareth, bajándose los lentes hasta el puente de la nariz y nos da una breve mirada.

— Sí, sí. Son mis nuevas amigas —afirma Cami. — Ellas son las hermanas Patterson. Ari y Stacy —añade, señalándonos a cada una cuando menciona nuestro nombre.

— Un gusto chicas. Soy la Directora Smith —se presenta, mientras su mirada se posa en nosotras.

— Mucho gusto, Directora —contesto enseguida.

— ¿Y que las trae por aquí? —inquiere, lanzándole una mirada a Cami.

— Vienen a buscar sus horarios —informa ella, mientras se sujeta el cabello en una cola mal hecha.

— Ah, así que ustedes son las del traslado —comenta la Directora, empezando a hojear unos cuantos papeles de su escritorio.

— Así es —confirma mi hermana, a mi lado.

— Muy bien, aquí tienen —dice ella, extendiendo dos hojas hacia nosotras. Nos acercamos más a su escritorio y las tomamos.

— Gracias —decimos mi hermana y yo al mismo tiempo.

— Espero no verlas tan seguido por aquí, así como cierta chica problemática que conozco —comenta, mientras observa a Cami directamente.

— No se preocupe. Yo voy a ser una buena influencia para ellas —responde Cami, mientras le guiña un ojo, divertida. Y para mi sorpresa, la directora tuerce los ojos.

— Aja, si pues. Buena influencia —dice ella, sarcástica, mientras niega con la cabeza. — No quiero verlas por aquí, me escuchan —observa hacia nosotras, con una mirada de advertencia y entre seria. Pero me puedo percatar de la amabilidad en su tono.

El Caos de Ariadna © (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora