Capítulo 13. Un nuevo comienzo y un pequeño tropiezo

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Vivir es lo más raro de éste mundo, pues la mayoría

de las personas no hacemos otra cosa más que existir.

-Oscar Wilde-

—POV Ari—

Ya estamos dentro del avión, ubicadas en nuestros asientos. A mi hermana y a mí, nos tocó irnos juntas, y, menos mal, que a nuestros papás les toco irse en unos asientos retirados de los de nosotras.

Así vamos a poder hablar más tranquilas.

El avión empieza a moverse. No perdemos el tiempo y nos tomamos unas pastillas para las náuseas.

Me recuesto en el hombro de mi hermana, y ella apoya su cabeza sobre la mía.

— ¿Qué crees que va a pasar? —pregunto llamando su atención.

— ¿A qué te refieres? —inquiere y me pasa una mano por el cabello suavemente.

— ¿Cómo crees que va a ser vivir allá? —suelto, mientras se me escapa un suspiro. — ¿Será que nos vamos a acoplar bien? —añado, con la voz más baja. — Los voy a extrañar un montón —cierro los ojos tratando de recordar la despedida de hace poco.

— Puede que sea un poco difícil acoplarnos. Pero, no imposible —responde ella. — No te preocupes, todo va a estar bien —añade, mientras detiene sus caricias. — No vamos a dejar que ella se salga con la suya —afirma. — ¿O sí? —.

— Tienes razón. No la vamos a dejar ganar —contesto con seguridad. —Vamos a demostrarle que no arruino nuestras vidas —añado, mientras se me escapa un bostezo.

— Poco a poco lo lograremos —agrega ella. — Ahora dormite, que tenemos un largo viaje —ordena suavemente.

— Está bien hermana, tú también duerme un rato —contesto, y me dejo hacer. — Te quiero. —suelto antes de caer profundamente dormida.

***

Siento movimiento. Luego nada. Vuelvo a sentir como me menean bruscamente. Abro los ojos de manera sobresaltada, y eso me hace desorientarme por un momento.

Enfoco bien mi mira, cuando ya tengo la vista despejada, y me percato que mi hermana ya se encuentra con su mochila de mano colgada del hombro.

— ¿Piensas quedarte a vivir aquí tu vida, o qué? —pregunta mirándome con apuro.

Suelto un bostezo antes de contestarle: —Pues no sería mala idea —suelto mientras me levanto y me estiro. —Así podría conocer nuevos países —me llevo la mano al cabello y me lo peino.

— Bueno, entonces te dejo aquí —dice ella y se gira, para poder salir junto a los demás pasajeros.

Salgo rápidamente de mi asiento y me dirijo hacia ella, siguiéndole el paso. Cuando estoy finalmente a su lado:

— Eres una horrible hermana —reprocho, tratando de seguirle el paso. — ¿Cómo puedes dejarme así? —dramatizo llevándome una mano al pecho. —Estas en mi lista negra, a partir de ahora —

Ella no puede evitarlo, y se ríe de mí.

— ¿Quién fue la que dijo que quería quedarse? —responde con una sonrisa divertida en el rostro.

— ¡Pero, no lo dije en serio! —me justifico. Justo cuando termino de responder nos detenemos. Me doy cuenta del porqué. Nuestros papás ya se encuentran con nuestro equipaje, esperándonos.

— ¡Al fin! —exclama mamá. — Ya era hora que aparecieran —.

<<Vamos Ari, cuenta hasta diez>>

El Caos de Ariadna © (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora