—POV Stacy—
¿En serio? Solo pedía un poco de tranquilidad en este inicio.
Le rogué al destino para que nada de eso me volviera a pasar. Pero, parece que no le caigo muy bien.
Lo último que se pide que no pase, es lo primero en ocurrir.
Chris. Chris es mi maldito problema. Justo encima de él, hay un cartel en grande que grita problemas.
Aprovecha su aspecto para jugar con las mujeres. Alto, guapo, con una personalidad de Don Juan que les debe de encantar a todas.
Cuando se ofreció a acompañarme pensé que era broma, solo para fastidiarme. Y obviamente que no le iba a aceptar la ayuda. Pero, al final terminé aceptando por dos razones.
La primera, para no retrasar a las chicas; y la segunda, para demostrarle que su presencia no me incomoda, y que no tiene ningún efecto en mí.
Vamos lado a lado, caminando por el pasillo.
Puedo sentir su mirada de soslayo sobre mí, y tampoco puedo evitarlo. Cuando separa su mirada de mí, aprovecho y lo observo.
Continuamos nuestro recorrido en silencio, y mientras tanto, aprovecho y me deshago el moño mal hecho que tenía. El cabello me cae en ondas sobre mis hombros.
Me llevo las dos manos al cabello para acomodármelo.
Mi cabello debe lucir esplendido con mi atuendo, el cual consiste en un vestido negro de tirantes, que me llega como 6 dedos por arriba de las rodillas, y encima de éste, llevo una chaqueta roja de manga tres cuartos. Y por supuesto, mis cómodas vans blancas.
Caminamos y caminamos, y me dedico a observar a mi alrededor.
Pasillo tras pasillo, nos encontramos con varias chicas, como si estuvieran allí solo por él. Chris no duda en lanzarles guiños y sonrisas coquetas, y ellas responden con sonrisas tontas.
Efecto Chris en todo su esplendor.
Finalmente nos detenemos cerca de una puerta. Observo que dice en un letrero "Prof. Gabriell", además, del número de mi asignatura.
Tengo que agradecerle. No voy a ser una maleducada.
Me giro para agradecerle. Pero, da la casualidad que se encuentra a pocos metros de mí.
Se me acelera la respiración por el susto. Y enseguida, trato de tranquilizarme y separarme un poco de él.
Doy unos cuantos pasos hacia atrás, pero para mi mala suerte, termino chocando contra algo frio y duro.
Volteo a ver, y me encuentro con los malditos casilleros rojos.
Despreciables casilleros.
Vuelvo a enfocar mi mirada hacia el frente, o sea, hacia Chris, y lo encuentro con una sonrisa socarrona en los labios.
Sabe perfectamente que no tengo a donde huir.
Para borrarle esa sonrisa de los labios, decido hablar.
— Eh...ah... —balbuceo.
¡En serio! Tonta Stacy, tonta.
Va a pensar que me tiene en la palma de su mano.
Noto como su sonrisa se ensancha mucho más por mi balbuceo.
— Gracias por traerme hasta mi clase, fue muy amable de tu parte —agradezco finalmente con seguridad, parándome erguida.
Tengo que ser educada. No me ha hecho nada malo para hacer que lo trate mal.
— De nada, preciosa. Cuando quieras —responde él, todavía con esa sonrisa boba bailándole en los labios.
Lo observo por unos segundos.
Me sorprende cuando empieza a acercarse a mí.
Antes de que pueda objetar, coloca sus brazos a cada lado de mi cuerpo, acorralándome contra los casilleros.
De lo cerca que estamos, quedo absorta en sus ojos cautivadores.
Puedo notar unas pequeñas motas de color gris, que se entremezclan con el intenso verde de sus ojos. También noto sus largas pestañas, que están de envidia.
Y por si no fuera suficiente lo que lo he detallado, me percato que tiene unas cuantas pecas esparcidas por sus pómulos y nariz.
¡Suficiente!
Salgo de mi extraña ensoñación y trato de separarme de él.
Coloco mis manos sobre su pecho y lo empujo. O bueno, trato de empujarlo. No se mueve ni un centímetro.
Ya que el plan A no funcionó, tocará el B.
— Bueno Chris, gracias por todo. Nos vemos después —hago un movimiento, tratando de salir de entre sus brazos. Pero fallo.
¡Odio estos clichés! ¿Por qué me tiene que pasar justo ahora?
Esto lo he visto millones de veces en las películas, no es posible que pase en la vida real.
— ¿Quieres salir conmigo? —pregunta Chris, mirándome fijamente.
Me deja atónita por su repentina pregunta.
Me imagino que debe de estar acostumbrado a que todas le digan que Sí.
— No, Chris, no quiero salir contigo —contesto, sosteniéndole la mirada. —para que te quede claro, yo no soy igual a las demás, guapo —añado, mirándolo con precisión.
— ¿Por qué no? —insiste. —solo como una salida de conocidos, no lo tomes como una cita —se encoge de hombros para restarle importancia.
— Por eso mismo. Porque somos dos desconocidos —comento, mientras tuerzo los ojos, sin poder evitarlo. —además, te cuento que ya me sé estas jugadas, amigo —susurro y le doy una sonrisa divertida.
Hago un último intento.
Lo empujo suavemente por el pecho. Y para mi sorpresa, esta vez me deja salir de entre sus brazos.
Me encamino hacia la puerta y toco dos veces.
A los pocos segundos, aparece un señor enfrente de mí, con el entrecejo fruncido.
— Buenos días, señorita —dice con una voz gruesa y rasposa.
— Buenos días, profesor —le contesto, regalándole una tímida sonrisa, para tratar de quitar un poco de tensión.
— Llega 5 minutos tarde —informa él, dirigiéndome una mirada reprobatoria, mientras se cruza de brazos.
— Lo siento por eso. Pero soy nueva —me justifico, con un tono seguro.
— Está bien. Pase adelante —acepta él, abriendo la puerta por completo para dejarme pasar. — pero que está sea la única y última vez que llega tarde a mi clase —cruzo el umbral de la puerta.
Me encuentro dentro del aula.
Me giro para cerrar la puerta. Pero, sin poder evitarlo elevo mi vista, para ver hacia donde está Chris.
Lo encuentro apoyado contra los casilleros, con los brazos cruzados sobre el pecho, y con una sonrisa genuina pintada en los labios.
Tiene una mirada que promete muchos problemas. Muchos.
Y justo cuando estoy terminando de cerrar la puerta, me guiña un ojo.
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Nota:
¿A qué les huele esto? ¿Será que Stacy tiene razón con que Chris grita problemas?
Puede que sí, puede que no ¿quién sabe?
Espero les haya gustado el capítulo. No olviden dejar sus comentarios y su voto.
Gracias :3
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El Caos de Ariadna © (editando)
Romance¿Crees que las personas muestran su verdadera apariencia? Cuidado que nunca se sabe si detrás de una sonrisa amable y deslumbrante se encuentra la maldad más sólida del mundo. Hay que recordar que detrás de una historia hay diferentes perspectivas:...