𖥦 ٭࣭ . ‹ 💌 › 𝐴𝑁𝑌 𝑇𝐼𝑀𝐸 𝐴𝑇 𝐴𝐿𝐿 𓍼 ꒰ʙᴇᴀᴛʟᴇsʜɪᴘs꒱ . ‧ ˎˊ◌

[24] 🌌࿔⃝࿑ؘ֪᭫֓༅McHarrisonˎˊ˗

Época: Beatles for Sale.

George siempre tuvo ese asunto del apego.

Le gustaba demostrar su cercanía con sus personas allegadas mediante el contacto físico, así fuera un toque en el hombro o un roce en el brazo, o de plano los abrazos más reconfortantes que podrían existir, él podía ser bastante cálido con esas personas que tenían ganado su querer.

Pero aquel asunto estaba más evidenciado cuando se trataba del bajista de ojos somnolientos, tal vez se pensaría que surgió desde que ambos empezaron a involucrarse en el tema de la banda, sin embargo eso ya se evidenciaba con anterioridad cuando no tenían objetivos claros en la vida.

Paul sabía que iba a ser especial, no por nada George había golpeado a uno de sus amigos apenas se lo presentó porque según "no se merecía su amistad".

──No sabía que yo era tan importante. ──Comentó el geminiano poco después de ese incidente, dudando de sí burlarse o preocuparse por tan repentina acción.

──Parecía un idiota, sólo hice lo que me correspondía.

Así siguió, creyendo que tanta defensa de George y tanta complicidad iba más hacia el lado de mejores amigos. Era lo típico, lo que veía en la escuela, lo que se solían repetir, de que los amigos tan cercanos daban todo por verte a salvo.

No es que se quejara, pero le resultaba tan curioso que, a medida que ambos crecían y la realidad les atacaba incesantemente Harrison prefería pasar sus tardes en su casa, además de que al menos una o dos veces por semana proponía una pijamada con el fin de dormir juntos.

Eso, cuando ni siquiera pensaban en que más adelante conocerían al mundo de "The Quarrymen".

En su adolescencia era como "está bien", es un comportamiento platónico, nada fuera de lo habitual.

Exceptuando que, cuando ya llegaba el momento de descansar, y cuando cada uno estaba en cada costado de la cama en unos segundos el más joven se aferraba al de ojos hazel, de modo que lo abrazaba completamente.

Si era intencional o no, Paul nunca lo supo en ese entonces, pero de nuevo, no expresó queja alguna ante la particularidad del otro de obtener una cercanía familiar entre sueños.

Pasaron varias noches entre abrazos y entre murmullos sin sentido para que en la mañana se portaran como siempre.

Cuando se independizaron y fueron trazando sus metas, cuando la adultez se les cruzó y la inocencia se les iba cuál diente de león ciertas tendencias suyas dejaron de serlo, incluyendo las pijamadas y por lo tanto las noches en las que soledad no existía, porque tenían a su cómplice perfecto consigo.

Aunque.

Si bien sus noches cambiarían por su reciente éxito y su agenda tan atareada, no equivalía a que George dejaría de reafirmar su proximidad para con McCartney.