[2] 🌇࿔⃝࿑ؘ֪᭫֓༅McHarrisonˎˊ˗

360 24 5
                                    

Strawberry Field

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Strawberry Field.

Paul admiraba el atardecer recostado en el pasto. No había muchas personas por allí así que podía estar en paz, observando el cielo desvaneciéndose en magníficos colores cálidos que le recordaban a algunos cuadros que su padre pintó cuando era niño.

Esas escapadas de McCartney le servían como una forma de proyectar lo que quería hacer más adelante. Estando cerca de terminar la preparatoria, lo que seguiría era ir la universidad y ejercer una carrera enfocada en alguna rama del arte, todavía no lo sabía. Jim se lo recordaba a menudo, la adolescencia no era eterna y el tiempo no estaba de su lado.

—¿Paul?— Se fijó en quién lo llamaba, el chico de pronunciados pómulos se sorprendió un poco de encontrarlo ahí, solo.

—Hola Georgie.— Éste se sentó junto con el de pestañas curvas el cual se enderezó para más comodidad. —, ¿Qué te trae por aquí?

—Te preguntaría lo mismo, pero ya tengo mis sospechas...

—Mi padre sigue insistiendo. A veces envidio a Mike, no tiene que preocuparse por eso aún.

—¿Qué dijo esta vez?— Paul soltó un suspiro.

—Debería estar planeando mi futuro, no voy a vivir en esa casa para siempre. También piensa que voy a tener esposa y que debería comenzar a buscar un...

—¿Esposa?— La mirada de George era enigmática, pero reflejaba una pizca de duda en tanto al enunciado ajeno.

—Descuida, no voy a casarme con nadie que no seas tú.— Entrelazó con gentileza su mano con la de Harrison. Típico intercambio entre la pareja cuando solían contarse ese tipo de situaciones, era una forma de confort, de hacerle saber al otro que no se iría a ninguna parte.

—Ya. Deja la cursilería.— Rió un poco por eso. —, Mis padres también andan así, pero lo peor es que creen que tengo una novia y que tengo que presentárselas. ¿Cómo les digo que no me gusta una mujer? No quiero decepcionarlos.

—Hay que decirles tarde o temprano George.

—Lo sé, ¡lo sé! No me lo repitas.

—Bueno, ¿qué procede?— Se miraron, buscando alguna respuesta, algo que les calmara los nervios y les impulsara a dar un paso más allá de sus complejos personales. —¿Seguiremos callados?

—Tenemos que darles la noticia, ya no lo vamos a ocultar, ¿de acuerdo? Les contaré sobre los regalos que te he hecho, las cartas, las canciones, que eres el único con quién quiero estar y que no tengo a nadie más en mente.— Ante esto Paul tenía su rostro colorado, ligeramente asombrado por el golpe de sinceridad.

—Yo... Ugh, eres increíble.— George sonrió.

—Tú también, Paulie.

Dirigió su mirada al cielo. Adoraba los paisajes de la naturaleza.

Paul notó de reojo como la luz del sol iba reflejándose en el cabello y ojos de George. Las distintas tonalidades anaranjadas, rojas y amarillas se mezclaban, era algo muy bello y que no veía a menudo. Se imaginó por un momento tener un lienzo en blanco, dar unas cuántas pinceladas y en cuestión de minutos podría lograr para sí una ilustración de su compañero.

¿No sería ideal? Tener una casa para ellos y que él pudiera pintar cuadros del más joven hasta que ya no hubieran acrílicos para continuar.

Una fantasía sublime, quería hacerla realidad.

—¿Por qué me miras tanto?— El de ojos marrones avisó ante la incesante mirada de Paul.

—Solo veía lo guapo que eres.— Le dio un pequeño beso en la mejilla y continuó. —, No me quedaré atrás, le contaré a mi papá sobre nosotros, ¿está bien?— George estuvo algo ensimismado, no estaba acostumbrado a las muestras de afecto en público, pero le gustaba que Paul se adelantara.

—Claro, pero, ¿y tu hermano?

—Ya lo sabe.

La calidez del día se iba apagando poco a poco, al igual que la temperatura.

—Ya se está haciendo tarde.

—Te llevo a casa.

—Tranquilo, me puedo ir por mi cuenta.

—No te estaba preguntando, te voy a acompañar.— George se levantó y le ofreció la mano a Paul para ayudarlo. Éste apreciaba el cuidado del menor. Ambos podían cuidarse solos, pero, había cierto sentido protector que los hacía compatibles de alguna u otra forma.

—Muy bien... Oye, ¿y has pensado en qué vas a trabajar? He visto que eres bueno con las plantas y muy bueno con la guitarra.

George observó al de ojos hazel, esperando su contestación.

—No lo tengo claro... Excepto por una cosa.— Agarró ambas manos de Paul entre las suyas y sin ningún titubeo prosiguió. —, Pero lo que si sé, es que quiero un futuro a tu lado.

Y hubo otro beso, esquimal en este caso.

—Vamos.— Dijo Harrison mientras salían de ahí.

Los últimos rayos solares iban asomándose.

Y dos jóvenes ingleses se fueron con sus promesas en pie.

Y dos jóvenes ingleses se fueron con sus promesas en pie

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𖥦  ٭࣭ . ‹ 💌 › 𝐴𝑁𝑌 𝑇𝐼𝑀𝐸 𝐴𝑇 𝐴𝐿𝐿 𓍼 ꒰ʙᴇᴀᴛʟᴇsʜɪᴘs꒱ .  ‧ ˎˊ◌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora