𖥦 ٭࣭ . ‹ 💌 › 𝐴𝑁𝑌 𝑇𝐼𝑀𝐸 𝐴𝑇 𝐴𝐿𝐿 𓍼 ꒰ʙᴇᴀᴛʟᴇsʜɪᴘs꒱ . ‧ ˎˊ◌

[6] 🌅࿔⃝࿑ؘ֪᭫֓༅LennStarrˎˊ˗

Viajar a Estados Unidos siempre era pesado, aún cuando era de día.

Pero, a pesar de que a ninguno le gustara viajar en avión, lo valía totalmente sólo para llegar a su destino, el único motivo por el cual se embarcaban a América.

El viaje fue bastante largo, pero Ringo no daba señales de querer dormir, sino que leyó toda la información posible del lugar a donde iban. A John le hizo gracia pero no dijo nada, su compañero tenía un gran entusiasmo y mucha energía, algo que adoraba totalmente.

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Llegaron a Atlanta.

Luego de dejar sus pertenencias en un hotel cercano se dirigieron inmediatamente al Acuario de Georgia.

¿Por qué un acuario? La respuesta era obvia, Ringo siempre fue un apasionado por la vida marina, desde que era niño, siempre soñó con visitar algún sitio donde pudiera ver distintos animales del mar, pero al criarse en una ciudad trabajadora como Liverpool, sus oportunidades eran escasas.

Pero ahora, teniendo recursos suficientes se podía dar el lujo de visitar uno de los acuarios más populares del mundo. Y lo mejor es que no estaría solo, tendría a su pareja consigo.

John le había obsequiado un boleto exclusivo como regalo de cumpleaños para varias de las exhibiciones que habían en julio. Y si bien estuvo contento, Ringo le sugirió a John que no gastara tanto en él, que incluso con una flor hubiera estado satisfecho.

Pero el de ojos almendras hizo caso omiso, haría lo que fuera para que el mayor estuviera feliz.

Luego de esperar un poco, lograron entrar. Ringo ya tenía planeada casi toda la visita, comenzarían con los peces payaso, los peces ángeles, las estrellas de mar murciélago y las mantarrayas.

Fueron pasando por el inmenso lugar —John pensó que era como un laberinto transparente—, entre túneles y peceras. Richard se deleitó con los peces e incluso anotó algunos datos de las fichas bibliograficas que estaban cerca a sus hábitats, John se emocionó con las mantarrayas ya que para él eran extrañas pero interesantes, caso contrario con la estrella de mar, la cual no le importó mucho.

—¿Crees que podamos ver animales más impresionantes que este?— Dijo con algo de aburrimiento.

—Todos los animales tienen lo suyo Johnny, pero ya verás algo más que te guste.— Le regaló una sonrisa y chequeó el mapa que les habían dado en la entrada.

Consultaron varios sectores.

Luego fueron a donde las tortugas, la de agua verde parecía más calmada, casi no se dejó ver, por lo que no tuvieron mucha documentación. Pero cuando pasaron a donde la tortuga caimán, tanto John como Ringo quedaron algo perplejos.

—¿Esa cosa es una tortuga?

—Claro que sí.

—Caray.— Aquel reptil estaba lleno de puas y tenía un aspecto atemorizante, nada que el de nariz respingada hubiera esperado de una tortuga.

Continuaron con su camino. Pasaron por más exhibiciones como a la de el león marino de California, el delfin nariz de botella, la foca de Harbour, el tiburón martillo, el tiburón tigre, entre más animales de formas cada vez más exóticas.

A pesar de no mostrarse con el mismo vigor de su novio en un inicio, John fue soltándose, tomó tantas fotos como el contrario, compartieron algunos momentos dulces, se sorprendieron, alegraron y hasta se asustaron con todo lo que el acuario tenía para los visitantes.

Pasaron dos horas caminando de un lado a otro, pero no estaban muy cansados, el ambiente estaba pleno.

—Rich, ¿hay algo más que quieras ver?— Preguntó al notar que el contrario parecía confundido.

—Es que, pensé que aquí podrían haber pulpos pero no los encuentro en el mapa.— John observó bien.

—Aquí.— Señaló con el dedo un sector en el papel. —, Vamos.— Sin que importara que alguien los juzgara, tomó de la muñeca al más bajo y lo llevó hasta donde estaba el animal invertebrado. Caminaron unos cuantos metros hasta que llegaron a una pecera enorme.

—Este es...— Murmuró Ringo. Habían varias personas reunidas.

Pasaron varios segundos hasta que apareció lo que el ojiazul esperaba. Un pulpo magestuoso, que daba vueltas y se paseaba de un lado a otro en el agua. Era exótico e imponente.

Ringo tenía una expresión enigmática en su rostro, estaba maravillado, impresionado al presenciar el espectáculo. John no podía dejar de verlo, eso era lo que quería conseguir al llevarlo a Georgia, cumplir uno de sus máximos deseos y ser testigo de su felicidad.

—Hey, puede que esto te sirva para hacer una canción.— Le susurró al oído. Richard rió.

—Lo tendré en cuenta.

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Se retiraron de ahí y fueron directamente al hotel.

Apenas cerraron la puerta de su cuarto, Ringo agarró a John de la camisa y le dio un beso.

—Muchas gracias por todo.— John sonrió y le dio varios besos al mayor por todo su rostro.

—No agradezcas. Te mereces todo lo bueno.

Quién diría que una visita a un acuario sería tan emocionante.