[25] 🌇࿔⃝࿑ؘ֪᭫֓༅LennStarrˎˊ˗

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Época: Revolver.

Todo debía ir bien

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Todo debía ir bien.

──¡Carajo! ¡¿Qué mierda les pasa?!

O no tanto.

Entre tanto revuelo en el país de Filipinas, fuera que hayan roto algún protocolo o lo que sea. Los muchachos intentaban salir ilesos entre tantos periodistas que los sofocaba con las cámaras, iban a toda marcha al helicóptero que los auxiliaría para luego llevarlos al aeropuerto.

Y entre esa gente, por equivocación o no, antes de subir al vehículo una persona le soltó un golpe en la mejilla al baterista.

Si bien todos lo notaron, y hasta John quiso arremeter con violencia con quién sea que se haya atrevido a hacer tal horrible acto, no hubo nada que hacer ya que lo importante era salir de allí y no volver, se fueron de inmediato a su medio de transporte para regresarse a su país natal.

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En realidad... Se detuvieron un momento para tratar la contusión del de ojos azules, en un pequeño hospital de la zona donde se trató de permanecer en el anonimato lo más posible.

No fue tan grave, pero se le recomendó que reposara un poco para que se le fuera bajando la inflamación.

Starkey se encontraba en una de las camas, hablando con los otros tres.

──¿Necesitas algo más, de comer, de beber, nos quedamos más tiempo? ──Preguntó Paul con preocupación como los demás.

──No, por ahora no. ──Les intentó sonreír lo más que pudo.

──¿Seguro Ritchie? ──El más joven tenía esa angustia particular que no se le solía ver en sus pupilas.

──Seguro George. ──Se fijó en sus semblantes, hasta dar con Lennon. Este tenía las cejas fruncidas, los puños cerrados y parecía que quería soltar cada frase soez de su extenso vocabulario.

──Nos avisas si algo. Ah, pero que sepas que no vamos a tocar sin ti, ¿de acuerdo? Te esperaremos. ──Asintió con la cabeza, nunca estaba de más aquel recordatorio de que los reemplazos ya no eran algo por lo qué preocuparse, más para alguien que tenía sus instantes de inseguridad.

George y Paul se retiraron, pero John permaneció.

Había un silencio poco común entre ambos.

──Las ganas que tengo de partirle la cara a ese pendejo son muchas. ──Comenzó el de ojos castaños, con cierta furia.──, ¿Cómo llegan a hacerte algo así?

──Cosas que pasan, no siempre podemos controlarlas.

──Igual, no había necesidad. ──Con más calma, se decidió a darle caricias al cabello de Starr.──, Llegar al punto de lastimar tu carita, ¡vaya imbécil!── Se dejó consentir, el sutil tacto que lo hacía olvidarse del dolor que se paseaba por su piel lo hacía rememorar lo cambiante que llegaba a ser su pareja cuando sólo estaban ellos.

──No es la primera vez que me pasa, ¿qué no recuerdas cuando una niña me robó unos cabellos y se fugó? No tiene mucho que ver, pero te da una advertencia de que la gente puede ser bastante intensa. ──John emitió una risa gangosa.

──Tanto escándalo por eso. La gente está loca. ──Siguió con su labor hasta que se detuvo para darle un ligero beso en la frente a su contrario.──, Pero más loco estoy yo por ti.

Los comentarios así ablandaban el corazón del percusionista.

──Tú y tus piropos... Oye, ¿no deberías estar ensayando?

──Creí que Paul ya te había dejado en claro que no nos presentaríamos sin ti. Si eres como nuestra "estrella" de la suerte. Eh eh, ¿si captas? ──Los intentos por animarlo daban resultado, ya sea porque no tenía tantas fuerzas o porque John tenía una facilidad para mejorar su humor así fuera con lo más básico.──, Y además sería muy aburrido no tener a nuestro baterista alentándonos a ser mejores. ¿Si lo sabes, no? Eres el que nos mantiene con los pies en la tierra.

──Ay basta, me sonrojas. ──Aunque sonaba como jugueteo, si había cierto rubor en su rostro.──, No sé cómo se te ocurren tantas cosas para que ya no me sienta mal.

──Es un don, cariño. Y si tengo que decir cada estupidez para que ya no te sientas afligido lo voy a hacer sin ningún problema. Si mi tarea es hacerte sonreír, con gusto la cumpliré. ──Si estaba muy incitado a robarle varios besos en los labios al ojiazul, pero no podía precipitarse.

Era algo que aprendió de él, a pensar un poco en sus acciones y consecuencias.

──Eso es muy dulce de tu parte, pero te aviso que estar aquí mucho tiempo se vuelve tedioso. Te lo dice alguien que estuvo con frecuencia en este tipo de lugares.

──Tranquilo, me aguanto todo para que no estés solo. ──Visualizó una silla al costado y la alzó para ponerla al pie de dónde estaba Ringo, se sentó para seguir charlando un poco más sin que se le aparecieran calambres en sus piernas.──, Tendré que aprender cosas de primeros auxilios por si vuelve a ocurrir algo de esto, no es que esté invocando a la mala suerte, pero no está de más prevenir.

──Suena como una buena idea. A menos que Eppy no te lo permita por tantos compromisos pendientes.

──Bah, él me dejará, ya lo verás. Se sonrieron mutuamente, hubo una especie de tranquilidad en el aire que no se había sentido hace varios días, el país desconocido podía tener un protocolo, y demasiadas reglas no combinaban con su ideal de tener libertad y goce.

Pero en fin, no siempre se podía prever lo bueno o lo malo.

──Pero si me vuelvo una carga...

──Nada de eso, corazón. Así como tú me has cuidado, permiteme hacer lo mismo por ti.

Era algo agradable de escuchar, y no dudaba de que John cumpliría con aquello, la terquedad siempre fue una de sus más notorias características y no iba a faltar a la misma, menos cuando el baterista estaba involucrado.

La tarde iba pasando más lento que de costumbre, pero no había nada de tedioso en que el tiempo no transitara en breve. Los dos disfrutaban de la quietud, así fuera en un establecimiento poco agradable en general.

En fin, se protegerían el uno al otro, mucho más que antes.

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