𖥦 ٭࣭ . ‹ 💌 › 𝐴𝑁𝑌 𝑇𝐼𝑀𝐸 𝐴𝑇 𝐴𝐿𝐿 𓍼 ꒰ʙᴇᴀᴛʟᴇsʜɪᴘs꒱ . ‧ ˎˊ◌

[3] 🌌࿔⃝࿑ؘ֪᭫֓༅LennStarrˎˊ˗

Época: Help!

Los nervios al cantar son algo común, para el baterista resultan más frecuentes.

Ringo tenía cierta duda de cómo se escuchaba su propia voz en el escenario o en las grabaciones; considerando su limitado rango vocal en comparación con el resto del grupo, daba resultado a un notorio contraste auditivo.

También por eso apenas interpretaba una canción por álbum —exceptuando el tercero—.

Habían shows en los que se le daba la oportunidad de cantar de forma principal, aflorando más su nerviosismo. Y si bien los otros tres lo apoyaban y le animaban a seguir, Ringo estaba consciente que el ser barítono le jugaba en contra, no era tan sorprendente como las interpretaciones de John, Paul y George.

No había forma de destacar, aunque lo diera todo para tener la virtuosidad de sus amigos, para estar a su altura musical.

Sin embargo en uno de sus conciertos interpretó "Act Naturally", sonando ligeramente desafinado a su parecer. Era frustrante tener esos quiebres en su garganta y no alcanzar las notas altas. Los aplausos fueron un alivio momentáneo, la gente lo apreciaba y lo agradecía.

Después de una pequeña cena alejada de los flashes de las cámaras en el hotel en el que se estaban hospedando por su gira, hablaron sobre compartir dos habitaciones dividiéndose por duplas.

Paul pidió estar con George, así que a él le tocaba estar con John.

Estos dos en su cuarto hablaron del concierto mientras se iban quitando las corbatas, parecía todo muy animado hasta que el más alto lo llamó abruptamente.

—¿Ocurre algo, Ringo?

—¿Por qué lo preguntas?

—Te noto decaído.

—No es nada.— Una cosa que los demás Beatles aprendieron en los primeros días en los que Ringo se unió a la banda fue el identificar cuándo Starr estaba molesto o triste, debido a la forma y color de sus ojos. Era ese instante donde John no veía la jovialidad cotidiana en el rostro de su amigo, por lo que asumió que algo no cuadraba. —, En serio no es nada, yo...

—A mí no me engañas Starr, ¿alguien te dijo algo?

—No.— Ahí iba otra vez Lennon, preocupado.

—¿Paul, George, Brian, Martin?

—Ninguno.

—¿Entonces?

—Es algo tonto.— Trató de reír para nublar la tensión, pero el guitarrista mantuvo su expresión seria. Esquivó la mirada contraria y habló como pudo. —, Ya sabes, no canté bien hoy porque mi voz no es muy buena.

—Tampoco la mía, ¡la de ninguno en realidad! Somos de Liverpool, camarada, no somos Elvis.

—Sí, lo sé.— Estuvieron en silencio. Ringo se sentó en su cama y sin que lo pidiera John se sentó a su lado, observándolo.

—¿Por qué te preocupa tanto tu voz?— El de baja estatura se negó a responder. —, Rich.

—No es la gran cosa, es muy común para la banda.— El guitarrista se rió con levedad, confundiendo al otro. —, ¿Dije algo gracioso?

—Mira Ringo, tu voz es especial. Puede que no cantes tanto como nosotros pero, ¿por qué crees que te dejamos hacerlo? Si no nos gustara tu voz no te habríamos pedido que hicieras una contribución desde el principio. Es diferente, funciona porque es muy cálida. Además de que es reconocible, nadie podría reemplazarla. Tomaría una eternidad hacerlo.

El baterista trató de asimilar lo dicho por John, imaginando que el cariño desinteresado era el único impulso en sus palabras.

—Creéme, eres mejor que varios estúpidos que se hacen pasar por cantantes profesionales.

—Pero, he estado fuera de tono y nervioso, también...— Antes de que pudiera decir más John lo calló poniendo sus manos en los hombros del otro.

—Basta. Tu voz es grandiosa sin importar qué, te lo hemos dicho muchas veces y lo seguiremos diciendo si es lo que quieres. ¡Y nos encantaría que cantaras más a menudo!— Se miraron, Ringo dejó entrever una pequeña sonrisa que devolvía su buen ánimo.

—Gracias.

—Eso es.— Se abrazaron con alivio. —, Sonríe.

—No es grandiosa pero aprecio lo que dijiste, de verdad.— John rodó los ojos para luego despeinar al contrario, seguiría insistiendo aún si le tomaba toda la noche. —, Ya vuelvo.— Se fue a cambiar de ropa y John hizo lo mismo.

Ya listos, acordaron dormir en la misma cama. Estaban siendo más íntimos el uno con el otro de lo que habían llegado a ser con la otra mitad de la banda, lo cual no era malo. Estaban frente a frente, con pocos centímetros de distancia.

—They're gonna put me in the movies...— Inició John, esperando que Ringo continuara.

—¿Ahora?— Asintió.

Ringo se aclaró un poco la garganta.

—They're gonna make a big star out of me...— Aquello sirvió como un arrullo para el de ojos pardos, iba escuchando esa peculiar vocal que le pertenecía al dueño de sus sueños, mantenía el confort de compartir su estadía con él; estuvo a casi nada de sostener su cadera y poner su cabeza en su pecho para sentirse protegido y también para protegerlo.

Se detuvo, debían seguir con su lazo platónico porque era lo correcto, porque era...

Ringo se quedó dormido en los versos del medio.

John se decidió a delinear el rostro que tenía al lado con un dedo. Iba desde su frente, bajando a su nariz y luego el surco, repasaba sus pomposos labios y terminaba en la barbilla, siendo lo más sutil y delicado que podía.

Pocas esperanzas habían de acabar con el trecho entre ellos.

No sería la última vez que compartirían habitación.