Capítulo 19

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Habían pasado una semana desde que tuve esa extraña conversación con mi madre, y me encontraba un poco paranoica, tenía la extraña sensación de que todos en la manada sabían de mi condición, eso sin contar de que me encontraba tan avergonzada como ese día, algo que era totalmente patético.

¿Por qué todo tenía que ser tan complicado?

Admito que si había escuchado a Hannah hablar del tema, pero en ese momento no le había puesto mucho interés, y ahora me arrepentía.

A pesar de que la mansión era enorme, prefería no estar en casa cuando llegara el momento. Lo único que lamentaba era que talvez no podría ver a Razvan antes de irme, había pasado una eternidad desde su partida, y aún no sabía si regresaría hoy como me lo había prometido.

Y como si de magia se tratara mis sentido se alteran al sentirlo cerca de mí. Me giro buscándolo desesperada. Estaba realmente ansiosa, deseaba poder tocarlo como no lo había hecho en estos días. Cuando logro enfocarlo fijo mi total atención en él. Sus hermosos ojos azules me miraban y yo hipnotizada en ellos me acerque lentamente. Sin mediar palabra me abalance a sus brazos buscando sus besos frenéticamente, los cuales me reciben con el mismo frenesí.

-Te extrañe tanto – Susurro sobre sus labios.

-Y yo a ti, ternura – Dice abrazándome fuerte – Pero no parece que estés muy feliz de verme.

-Créeme, estoy más que feliz de verte, añoraba este momento desde el primer día que te fuiste, pero me molesta que ahora soy yo la que mañana deba irse.

-¿Qué quieres decir con eso? – Yo me sonrojo ante su pregunta.

-Que debo aislarme en una cabaña en el bosque, como mínimo durante una semana.

-¿Por qué harías tal cosa? – Frunce el ceño extrañado – Estás tan rara ¿Paso algo que deba saber?

Joder, ¿Ahora qué le digo?

-Eh… son cosas de lobos… – Tartamudeo nerviosa – No te preocupes qué no es nada malo.

-Ternura, si no quieres contármelo, no hay problema – Dice levantando mi rostro para que lo mire.

-Quiero hacerlo, es solo que es algo muy bochornoso para mí – Respondo más colorada que un arbolito de navidad.

-Ya me lo contaras, no hay prisa – Sonríe besando mis labios.

(…)

Como estaba previsto a la mañana siguiente nos fuimos a la cabaña, y aunque pude despedirme de Razvan sentía que era injusto no haber pasado más tiempo con él. Ya lo extrañaba.

Mamá había decidido acompañarme, cosa que le agradecía infinitamente, así me esté muriendo de la vergüenza.

Una vez llegamos mamá parquea el Jeep y la pareja de esposos que cuidaban la cabaña salen a recibirnos. El señor toma las maletas y las sube a las habitaciones que siempre utilizábamos cuando veníamos.

A pesar que había venido en diferentes ocasiones, estaba más que maravillada con su hermosura, este fue un regalo de mi padre a mamá cuando nacimos mi hermano y yo.

La cabaña era hermosa, tenía un precioso jardín lleno de flores, una terraza grande y en ella un pequeño comedor, en la planta principal se encontraba la sala, la cual era muy espaciosa tenía sofás, alfombras y un televisor en la pared, el salón tenia un espacio abierto con chimenea y unos grandes ventanales con vistas al bosque, una pequeña biblioteca con divertidos juegos de mesa. También tenía una bonita cocina contemporánea que estaba equipada con todo lo que pudiéramos necesitar. En la planta superior habían seis habitaciones espaciosas con sus respectivos baños. En el patio había una piscina de agua natural, y un poco más alejado había un quiosco con un comedor.

SIEMPRE HAS SIDO TÚ (Saga Gemel@s) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora