Capítulo 2

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-Deberías volver, te deben estar buscando - Él toma un mechón que se escapo de su improvisado peinado, y lo coloca tras su oreja.

Si bien él no quería que ella se fuera, tampoco quería asustarla, ni agobiarla y aunque ella era casi una niña, su cuerpo y su boca no lo parecía, y la tentación de besarla se estaba haciendo insoportable.

-Si me dices tu nombre, me iré - Dice Alice acercándose un poco a su cuerpo, cautivada por él.

-Dije que deberías, no que quisiera que lo hicieras - Responde Razvan y sin poder evitarlo pasa su brazo por su cintura aferrándola a su pecho, los ojos cafés de Alice se dilatan mirándolo sorprendida.

-Entonces no lo haré - Responde y él le acaricia el rostro, logrando que se erice su piel por el contacto con sus dedos fríos.

-Debes hacerlo, tu hermano te está buscando y no demora en salir al jardín.

Él afloja el agarre en su cintura y ella se separa de él, unos centímetros, lo mira a los ojos y se da media vuelta para irse, pero él inmediatamente habla haciéndola detener sus pasos.

-Razvan... Mi nombre es Razvan.

Alice se gira para mirarlo, y él ya no está, ha desaparecido, ella se gira y de regreso a la casa se acomoda y limpia su vestido, al igual que su cabello, al llegar encuentra a su gemelo y primos preocupados por no decir enojados, y a Matt no lo ve por ningún lado.

-Alice, llevo mucho rato buscándote, ¿Dónde estabas? - Pregunta Alec.

-En el jardín, salí a tomar aire - Dice un poco nerviosa, no quería mencionar lo ocurrido porque por más que ella quisiera golpear a Matt, lo mas probable es que por culpa de su gemelo y primos, él termine en un hospital con todo los huesos rotos.

-Hay algo que no me estas diciendo - Ella sabía que a él no podía engañarlo.

-Mañana te cuento todo, ahora solo quiero ir a casa - Alec la mira críticamente pero accede.

Ella se despide de sus amiga para luego regresar a su hogar, una vez en su habitación se desviste rápidamente, se coloca su pijama y se acuesta en su cama, quedando dormida al instante.

Unos zafiros penetrantes miraban fijamente su rostro sonrojado, el viento remolinaba a su alrededor moviendo su cabello suavemente, mientras él caminaba lentamente situándose justo delante de ella, quien inmediatamente levanta su rostro para observar con más detenimiento esos hermosos ojos zafiros que cuando la miran, la dejan sin aliento y totalmente hechizada; embebeciéndose de ellos. Ella empuña sus manos que pican por tocarlo, para así evitar hacerlo como deseaba. Él, cómo si supiera o leyera sus pensamientos lo hace; levanta sus manos y lentamente las acerca a su rostro acunándolo con mucha delicadeza, mientras recorre sus mejillas suavemente con sus dedos fríos, arrancándole un suspiro.

-He vivido siglos en desventura con el alma vacía y he sobrevivido a todos ellos buscándote, buscando tu amor, y ahora que ya eres mía, quiero que lo seas por toda una eternidad.

Sin ella esperarlo, él la besa y ella se aferra a su cuello para no caer, cuando sus piernas amenazaron con fallarle. Él lleva una de sus manos delicadamente a su cintura y la otra a su cabeza, mete sus dedos sintiendo entre ellos su sedoso cabello, y aferrándola más hacia sí. Una sensación burbujeante recorre su cuerpo, y ella ladea su cabeza para darle más acceso, cuando siente sus labios fríos bajar por su cuello hasta situarse en el.

Ella jadea cuando siente sus dientes filosos penetrar su piel y gime cuando el éxtasis la consume por completo.

-Siempre mía.

(...)

Alice abre los ojos totalmente excitada, muy sudada y con la respiración descontrolada, era la quinta vez que soñaba con él, en menos de una semana, y siempre era el mismo sueño, no tenía la menor idea de que era lo que significaba, pero no podía dejar de pensar en él, y en lo hermosos que eran sus ojos.

SIEMPRE HAS SIDO TÚ (Saga Gemel@s) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora