Capítulo 27.

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El ruido de la cocina no ayudaba a mi resaca. Me tapé la cabeza con la almohada intentando volver a dormirme, pero era imposible. Me levanté de la cama murmurando maldiciones y salí de mi cuarto. No me molesté en mirarme al espejo, prefería pensar que estaba medio decente.

-Hombre -Zack se percató de mi presencia-, buenos días bella... no tan bella durmiente.

-¿No tienes nada mejor que hacer que fastidiarme? -pregunté cruzándome de brazos.

-Seguramente, pero prefiero hacer esto.

-¿Podrías, al menos, bajar la música?

-Entonces no la oirías.

-¡Esa es la idea!

-No creo que estés en condiciones de exigir nada. Supongo que Jeff no sabe que anoche saliste y me imagino que querrás mi silencio.

-Si por tu silencio te refieres a darte un puñetazo en la boca para que la cierres, sí.

-Te propongo un trato -omitió mi comentario.

Uh, esto se pone interesante.

-Te escucho.

-No le diré nada a tu querido guardaespaldas a cambio de que accedas a pasar un día entero conmigo haciendo lo que yo quiera. Los dos solos.

Intenté no reírme. De veras que lo intenté, pero fue inevitable.

-¿Por qué debería de hacer eso?

-Porque no querrás que tu niñera se enfade contigo.

-No pienso hacerlo.

-¿Qué pasa?, ¿tienes miedo? -sonrió.

-¿Miedo?, ¿yo?, ¿a qué?

-A no ser capaz de pasar un día entero conmigo.

-¿Qué te hace pensar que no soy capaz?

-Que aún no has aceptado.

Toma, por chula.

Tenía un punto, pero yo nunca rechazaba un reto, y menos si provenía de él.

-Está bien -le tendí la mano-, pero con una condición.

-Tus condiciones no suelen ser muy buenas.

-Durante ese día tengo derecho a pedir o negarme a hacer algo.

Se lo pensó un momento. Sus ojos recorrieron todo mi cuerpo y tuve que esforzarme en fingir que no me ponía nerviosa.

-Puedes pedir algo, pero no negarte -dijo al fin.

-No pienso hacer ninguna de tus guarradas -aseguré.

-¿Otra vez usando esa mente perversa tuya? -me dio un golpecito en la sien- No te voy a pedir que hagas nada sexual, al menos que seas tú la que quiera, claro.

-Está bien. Tenemos un trato -estrechamos la mano.

No estaba segura de lo que pasó anoche, solo sé que salimos, luego Bryce impidió que bailara con un tío y me trajo, y que luego Zack me ayudó a ir a la bañera. Las conversaciones eran muy ambiguas, casi no las recordaba, por lo que era mejor asegurarse de que no se chivase de algo que pudiese haber dicho.

-Mañana serás toda mía -sonrió con malicia.

-¿Mañana?

-No puedo esperar.

...

Estaba en mi cuarto viendo una peli en el ordenador cuando el móvil empezó a sonar con una llamada entrante, estropeándome la mejor parte.

-¿Ander? -contesté.

-Hola Addison, ¿qué tal?

-Bien, ¿y tú? -pregunté extrañada. No me esperaba una llamada suya.

-Muy bien. Oye, estabas en la universidad de California, ¿no?

-Sí, en UCLA, ¿por?

-Me he enterado de lo tuyo con Jeremy y quería saber qué tal estabas.

-Estoy bien -me limité a contestar.

-¿Crees que podríamos quedar algún día? Así nos ponemos al corriente de todo.

-Supongo -dudé.

-¿Hoy por ejemplo?

¿Con este dolor de cabeza? Ni de coña.

-Hoy no me pilla muy bien, pero te avisaré cuando pueda.

-Vale, espero tu llamada.

Le colgué.

No es que me molestara estar con él, durante el instituto me calló bien, pero pertenecía a mi vida anterior, la cual había enterrado tres metros bajo el suelo.

Ya no tenía ganas de seguir viendo la peli, había perdido el hilo de la trama. Salí para ver si Zack estaba por ahí, pero no le vi por ningún lado, en cambio, encontré su teléfono tirado en uno de los sofás.

Sonreí como una niña pequeña a punto de hacer una travesura y me acerqué sigilosamente. No le tenía bloqueado, algo que me pareció muy tonto y normal a partes iguales viniendo de él. Accedí a sus contactos y vi nombres como los de Austin y Jefferson, pero en lo que más me fijé fue en el último chat.

Nerea: Hace mucho que no nos vemos, ¿quedamos algún día?

Zack: Ven a mi habitación en diez minutos: 121.

Nerea: En cinco minutos estoy allí.

Esos mensajes eran de hacía unos días. Debajo había dos a los que había dejado en visto.

Nerea: Siento mucho la movida del otro día, no sabía que tu compañera estaba tan mal de la cabeza. ¿Por qué no nos vemos y te lo recompenso?

Nerea: Si prefieres podemos ir a mi habitación, no quiero que esa niñata nos lo vuelva a arruinar.

¿Qué le había dado a todo el mundo con llamarme niñata?

Me metí en el perfil de la chica y vi que era la pelirroja que pillé con Zack.

Resiliente [Trilogía Ramé #1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora