Capítulo 35.

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Una de sus manos dejó de sujetarme para apartar unos mechones que caían por mi cara para colocarlos por detrás de mi oreja. Sus ojos ascendieron con lentitud por todo mi rostro hasta que chocaron con los míos.

—Pídemelo —susurró.

Negué con la cabeza. Él me miró confuso.

—No quiero que me pidas permiso, quiero que lo hagas y punto —le contesté en el mismo tono.

Sus ojos me examinaron un par de segundos más, asegurándose de que hablaba enserio, y es que nunca antes había hablado tan enserio.

Cuando se dio cuenta de que no vacilaba, sujetó mi nuca y unió nuestros labios. Sentí que estaba en el cielo.

Me había prometido alejarme de ese chico, ¿pero cómo pretendía hacerlo si me atraía más que un imán? Sentía que estaba a salvo, que estaba completa y que era la persona más feliz del mundo teniéndole a mi lado, pero también sentía miedo, miedo a que todos esos sentimientos luego se pusieran en mi contra.

Me aferré más a él. Su mano dejó mi nuca para bajar por todo mi cuerpo, acariciando cada centímetro de mi piel.
Gemí contra sus labios cuando pasó por mis pechos y le mordí el labio inferior en respuesta. Sus manos se quedaron en mi cintura, me sujetaban con fuerza mientras yo sentía su erección contra mi entrepierna. Inconscientemente me froté contra él y un sonido parecido a un gruñido salió de su boca. Me pegó más a su cuerpo para que pudiera sentirlo por completo y mi vientre comenzó a doler. Un jadeo se escapó de mis labios cuando su boca se dirigió a mi cuello.

—Ich Hasse es wie du mich fühlen lässt —mordisqueó mi cuello.

Me estremecí al oírle decir eso. Era alemán, estaba segura, y no sabía por qué me había puerto tan cachonda. Él pareció notar el efecto que sus palabras habían tenido en mí.

—¿Te gusta que te hable en alemán? —chupó con fuerza mi cuello.

Gemí y asentí, perdiendo la cordura de mis pensamientos.

—¿Te gusta que te diga todo lo que quiero hacerte? —arañó mi mandíbula con sus dientes.

—Zack…

—¿Qué te diga lo mucho que me gustaría hacerte gemir mi nombre hasta que no recuerdes el tuyo?

—Por favor…

—Ich will dich ficken bis ich mit dir zufrieden bin.

Sus labios recorrían cada centímetro de mi piel. Sus palabras mezcladas con el sonido de nuestros besos solo me excitaban más y él lo sabía, podía notarle sonreír.

—Ich möchte, dass du genauso fühlst wie ich, dass du deinen Kopf für mich verlierst, wie ich ihn für dich verloren habe.

Se desplazó por el agua hasta que mi espalda chocó contra una roca. Me impulsó y me subió sobre ella. Protesté cuando se alejó, pero enseguida se abrió paso entre mis piernas y volvió a besarme.

Sus besos inundaron mi boca, su lengua reclamando la mía sin darme tiempo para respirar. Sus manos acariciaban mis rodillas y en delicioso escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Su boca bajó de nuevo por mi mandíbula hasta llegar al valle de mis pechos. Me tensé al momento, pero cuando depositó un suave beso sobre mi camisa me relajé por completo, lista para disfrutarlo.

Arrancó —literalmente— mi camiseta y me la quitó para también romper mi sujetador y besar mis pechos ahora desnudos. Cerré los ojos y eché la cabeza hacia atrás mientras él chupaba uno de mis pezones y masajeaba el otro. Gemidos involuntarios se escapaban de mi boca mientras me dejaba consumir.

Resiliente [Trilogía Ramé #1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora