—¡ARRIBA!
Caí rodando de la cama al suelo dándome un golpe que me despertó al momento.
—¿¡Pero qué haces bruto!?
—Llevo diez minutos intentando despertarte, solo me aseguraba de que siguieras viva.
—Pues acabas de matarme del susto. La próxima vez podrías ser un poco más delicado.
—No me gusta lo delicado.
Me puse de pie de mala gana. Estaba segura de que me iba a salir un buen moratón en el culo.
—¿Se puede saber a qué viene tanta prisa?
—Voy a intentar no ofenderme por el hecho de que hayas olvidado que hoy vamos a pasar todo el día juntos.
—Mi día no empieza hasta las once de la mañana y son las… ¿¡nueve!? —tenía que estar de broma.
—Pues hoy no va a ser así, leoncita, ya va siendo hora de que seas más productiva. Cámbiate, salimos en diez minutos.
—¿Qué? ¿Diez? ¿Y qué me pongo?
—Ropa preferiblemente.
—El humor no te pega —le miré entrecerrando los ojos con aburrimiento.
—Algo cómodo —especificó y salió de mi cuarto.
Me preparé, pues no estaba dispuesta a perder el reto. Si tenía que pasar un día entero con él, haría el esfuerzo.
No te veo sufriendo.
Al pasar por delante del espejo se me fue la sangre a los pies. Tenía la cara llena de moratones. Dios, estaba horrible, y él me había visto.
…
Yo iba en el asiento del copiloto mientras Zack conducía. Al final me había puesto unas mallas cortas y una camisa ancha para ir cómoda, tal como me había dicho.
—Ponte esto —me tendió una cinta sin apartar los ojos de la carretera— y tápate los ojos.
—No pienso hacer eso —no pensaba hacerlo.
—Claro que sí, ¿o te da miedo? —bufé.
—Trae eso —puse la cinta sobre mis ojos atándomela en la parte trasera de la cabeza.
Estaba nerviosa, pero no iba a decírselo, eso sería caer muy bajo y no me apetecía que se riera de mí por ser una cobarde.
Al no ver nada tuve que agudizar otros sentidos, como le oído, para intentar averiguar algo que me dijera a dónde íbamos, porque el capullo no me había querido decir nada.
Oí a Zack cantando una canción: Pillowtalk de Zyan, y para qué mentir, me estaba enamorando de su voz. Quise imaginar que esa canción me la estaba cantando únicamente a mí.
El coche paró y me ayudó a bajar. Aún no me dejaba quitarme la venda y eso me estaba poniendo muy nerviosa. Le sentí agacharse y me estremecí. Me levantó un pie para quitarme un zapato y repitió la misma acción con el otro.
—Ven —susurró en mi oído y enlazó sus dedos con los míos.
Todo iba muy bien hasta que mis pies tocaron arena y me detuve en seco.
—Zack, ¿a dónde vamos?
—Enseguida lo sabrás.
—¿Esto es arena?, ¿estamos en la playa? —se me aceleró el pulso— No quiero, no me gusta… —dejé de tocar el suelo y sentí que me colgaba bocabajo de su hombro.
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Resiliente [Trilogía Ramé #1]
RomansaAddison Carter tiene lo que se consideraría una vida perfecta. Lo tiene todo, incluso un oscuro secreto. Una rosa. Una flor que atrae por su belleza, su aparente bondad y pureza. Incita a arrancarla para poseerla, pero en cuanto la tocas te hiere co...