Nunca olvides que eres mi hija.

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Edalyn salía del baño luego de cambiarse, con una toalla secaba su pelirrojo cabello mojado, hasta poder dejarlo medio húmedo y que no goteara, cuando salió a la sala para conseguir algo de comida decente, dado que los últimos días se la paso comiendo sopa enlatada y frutos secos, en eso, la puerta del departamento se abre y frente a ella, aprecio Chris Argent.

Antes de que ella pudiera decir algo, los brazos de Chris la rodearon con fuerza, el arma que él sostenía entre sus manos cayo a la alfombra en un ruido sordo, mientras sus fuertes brazos la rodeaban con desesperación, con un miedo atroz de que ella solo fuera una ilusión, Eda lentamente empezó a alzar los brazos para corresponder la acción, se sentía sorprendida de la acción de Chris, pero luego, sus dudas, todo lo que Theo le dijo desaparece como por arte de magia.

Se aferro a la espalda de su padre y empezó a sollozar sobre su hombro, no sabia porque estaba llorando, ahora estaba en casa, nunca estuvo en peligro real, pero el hecho de haber sido alejada de Beacon Hills por unos días, fue como si le hubieran cortado una extremidad que justo ahora, volvía a unirse a su cuerpo, abrazo a su padre, sintiendo que volvía al lugar en donde pertenecía.

—no sabes cuanto miedo tuve—murmura Chris sin separarse del abrazo, no quería que ella viera en sus ojos, el terror que se escondía detrás de ellos—estuve cazando a las personas que podrían haberte secuestrado, no me importaba romper con el código de cazador e ir en su contra, si algo te pasara por culpa de ellos...si ellos...no quiero ni imaginarlo—se separa un poco para observarla—me alegro tanto de que estes bien—

—lamento haberlo asustado, perdón—murmura y Chris sonríe conmovido, mientras pone una de sus manos delicadamente sobre su mejilla

—no debes pedir perdón, Eda, no fue tu culpa—

—no, pero...creo que me perdí un poco de regreso y yo, yo solamente, lamento haberme tardado—susurra volviendo a abrazarlo, escondiendo su rostro en su pecho y Chris sonríe enternecido, poniendo de nuevo sus brazos alrededor del cuerpo de su hija, la cual estaba de vuelta sana y salva.

Y eso era todo lo que importaba.

Luego de su emotivo reencuentro, Chris le explicaba la situación, de cómo la lista de muerte se había salido de control y de que todo era el comienzo de un gran caos, pero lo que a él y a ella les importaba mas en ese momento, era encontrar la guarida de cazadores y ponerles un alto, para que dejaran en paz a la manada de Satomi, la vieja Alfa que usa el mantra budista para enseñar a sus betas a controlarse, Eda quien se sentía tan cansada por haber estado caminando en el bosque, solo quería dormir un poco, pero no quería dejar que su padre se fuera solo a una cacería, así que contra todo pronóstico, tomo su arco, sus flechas y salió con él hacia su misión.

—¿podríamos comer algo antes de iniciar la misión? —cuestiona viéndolo con ojos de cachorrito, Chris abrió la boca para decirle que no, pero luego suspira y termina llevándola a un auto servicio de hamburguesas, logrando que su hija, aplaudiera divertida mientras le pasaba la comida—esto será mejor que esa horrible sopa enlatada—murmura dándole su primer mordisco a la hamburguesa

—¿sopa enlatada? —cuestiona Chris confundido

—sí, mientras estuve en el bosque, al parecer mi ropa se incendió y estaba desnuda, un hombre lobo solitario me encontró, me llevo a su campamento y me presto algo de ropa, estuve viajando con él estos días para llegar de vuelta a Beacon Hills, pero al final me alejé de él luego de que intentara causarme dudas— el auto frena de repente y Eda por poco y se golpea contra la guantera del auto—¡oiga! —exclama volteando a verlo confundida

Pero cualquier indicio de queja, regaño o replica, murió en sus labios al ver la mirada que tenia Chris Argent en su rostro, sus ojos azules generalmente calmados y tranquilos, ahora estaban turbulentos y amenazándola con hundirla, sus nudillos apretaban con fuerza el volante y suspiro tan fuerte, que Eda creyó que se le saldría el alma en ese suspiro.

Hell Wolf |Liam DunbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora