Hell Wolf |Liam Dunbar

Atención

¿Qué se necesita para enamorar a una chica? Una pregunta con múltiples respuestas y tantas variables como estrellas tiene el universo, hay chicas que les gusta que las traten bien, que sean dulces y empalagosos, otras que no les gusta tanto lo cursi, otras que son tan contradictorias que no saben lo que quieren.

Entonces, lo que él se preguntaba en ese mismo instante, con ella, caminando a su lado, mochila al hombro, un cono de helado entre sus manos y una sonrisa en su rostro era: ¿Qué se necesita para enamorar a Edalyn Argent? En este caso, era una pregunta con respuestas muy simples.

Atención.

Eso era lo único que necesitaba para enamorar al ser sobrenatural mas poderoso que hay en Beacon Hills; la ración adecuada de atención en el momento justo, una simple interacción, una pequeña muestra de afecto para que ella cayera a sus pies. Porque, al final de todo, podía ser una elemental, pero en realidad era una adolescente tan rota que sería fácil ganarse su corazón.

A pesar de que ella digiera que lo odia, a pesar de que "fingiera" desconfianza con él, sabía que, con sus actos pasados, sus atenciones y la rosa que le dio esa mañana, ella estaba empezando a caer en sus redes. Podía ser una chica ruda, pero, solo estaba desesperada por algo de atención, por alguien que le diera aquello que le han arrebatado tantas veces, que no le dieron nunca.

Aprecio, amor, cariño sincero y algo que le demuestre que no se ira tan fácilmente de su vida.

—gracias por el helado, pero no tenias que hacerlo, ya te dije que aceptaba ser tu amiga—murmura Eda con la boca llena de ese delicioso manjar

—no lo hice por eso—responde y ella se detiene cerca de un callejón para verlo con la cabeza algo ladeada

—¿entonces porque lo hiciste?

—porque me interesas, Edalyn—responde deteniéndose también y girándose para verla fijamente.

En ese momento, el corazón de Eda dio un fuerte latido dentro de su pecho, el sol caía como un baño puro de energía dorada por los hombros de Theo, sus ojos, verdes, se veían mas claros, con un toque oscuro, divertido, que la incitaba al peligro, su sonrisa, lobuna, que le ocasionaba desconfianza, pero al mismo tiempo, lo hacía ver atractivo.

*recuerda a Liam* se recordó mentalmente, no quería traicionar al chico que le gustaba, puede que tal vez él no sentía lo mismo que ella o que su relación estaba condenada a ser simplemente amigos por el momento, pero eso no era motivo para traicionarlo, debía mantenerse fiel a Liam y no dejarse llevar por el aura oscura y llena de peligro de Theo, por esa energía de "chico malo" que la tentaba como a cualquier adolescente de su edad que se enamoraba del típico "fuckboy"

—¿estas bien?

—¿Qué? —pregunta nerviosa y algo ida, sin saber en que momento él se había acercado tanto a ella, de como sus rostros estaban a escasos centímetros y sus brazos estaban recargados en la pared de atrás, acorralándola.

Debe mantenerse serena para no caer en la locura, pero, al mirar esos ojos verdes, esa mirada tan parecida a la suya, no en el color, sino en lo que se escondía en el interior, un alma rota que solo busca un lugar en donde encajar, un espacio al cual llamar hogar y amigos a los que considerar su familia.

—tu mirada y tu voz se han quedado grabadas en mi mente desde que nos vimos por primera vez, y ahora no hago mas que pensar en ti, Edalyn Argent, eres como esa melodía que no deja de sonar—su mano acaricia un mechón pelirrojo que estaba suelto

—¿q-que? —cuestiona sintiendo el rojo mas caliente que la vez en al que dejo la estufa prendida por tres horas—cálmate un poco, Theo, no nos conocemos tanto como para que digas esas cosas—murmura entre titubeos mientras se aleja de su presencia y continua el camino tratando de que el helado logre enfriar su cuerpo y su mente