Recuerdos y confianza.

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Scott sostuvo el cuerpo de Eda antes de que este se desplomara contra el suelo, Malia apretó el botón del elevador para ir hacia el primer piso, dónde, Stiles y Theo ya los esperaban, ambos chicos vieron con extrañeza y preocupación a Eda.

—¿Qué le pasa?

—creo que al fin despertó su memoria dormida—responde el alfa tomándola entre sus brazos—Liam me envió un mensaje, Hayden es una quimera y teme que los doctores del miedo vayan tras ella, pero también debemos cuidar que Eda no se descontrole y encontrar a Lydia—suspira, tenían muchas cosas que hacer

—yo cuidare a Eda—se ofrecen Theo y Malia al mismo tiempo, el primero viendo a Scott y la segunda matándolo con la mirada

—Malia, ve por Lydia

—¿hablas en serio? ¿dejaras a Eda con él? —Malia gruñe molesta viendo a Scott con incredulidad, ¿Cómo podía confiar en Theo? ¿acaso no logra observar las intenciones ocultas de su mirada? —yo cuidare de Eda—

—Eda esta inconsciente y si se sale de control, sé que Theo podrá calmarla, lo hizo hace rato, confió en él—responde dándole a la chica, dándole a Edalyn en bandeja de plata, el ángel en brazos del demonio.

Scott McCall, en ese momento no lo sabias, ¿Cómo podías saberlo? Pero, acababa de entregar a Edalyn Argent a un paso más cerca de su destino, a un paso mas cerca del peligro y la muerte, de la oscuridad y el mal que habita en ella cuando su deber era protegerla, cuando lo único que tenia que hacer era llevarla consigo y dejarla en casa.

Confiar en las personas equivocadas seria su perdición y cuando se dé cuenta de lo que hizo, seria demasiado tarde para poder cambiar el rumbo de las cosas, pues una vez que las nornas, que las tres hermanas del destino comienzan, es imposible detenerlas.

Theo se llevo a Eda del hospital, no se la llevo a su casa, sino que fueron a la antigua bodega Argent, el lugar que casi destroza con fuego cuando una noche, su padre la cito para recoger algunas armas ya que ella había cambiado la contraseña, la ultima vez que vio a Chris.

La coloco en un catre se quedo a su lado, hasta que empezó a balbucear algunas cosas, Theo activo la grabadora de su celular, cualquier cosa que diga Eda esa noche será de vital importancia, la pelirroja abrió los ojos, azules, con un aro rojo a su alrededor, una pequeña tormenta de fuego en el mar agitado de su mirada.

—no, no, no—murmura empezando a retorcerse en el catre, como si estuviera sufriendo algún tipo de dolor que él no podía ver.

Eda lo veía todo como una espectadora, pero al mismo tiempo como la protagonista, estaba en un tiempo remoto, no era el actual, todo aprecia mas antiguo, incluso las ropas que traía puestas, parecían de la segunda guerra mundial, su vestido largo y negro, su cabello pelirrojo suelto y una corona de plata con piedras rojas que tenían luz propia, se acercaba al camión lleno de cuerpo de japoneses y una mujer familiar; la madre de Kira. A lado de un hombre cubierto de vendas, pidiendo venganza.

—¿Qué haces hermana? No debemos interferir en estos asuntos—un hombre, de traje que apareció con el viento detiene su brazo de tocar el cuerpo del hombre cubierto de vendas

—ella pide por venganza, se lo debemos, mira lo que los humanos han hecho ¿no crees que debemos interferir? ¿no crees que debemos darle justicia por una vez a uno de los nuestros? —a pesar de ser su voz, sonaba diferente, mas autoritaria, con poder y seguridad

—no de esta manera, no desatando a un espíritu oscuro, un espíritu que luego no podremos controlar

—¿acaso estas desafiándome, hermano? Soy la mas fuerte de los tres, soy el fuego, la vida, la venganza y la muerte y ya me cansé de ver a nuestra gente morir por simples humanos, ¿Quiénes se creen ellos para tratarnos de esa manera? Y no solo a los nuestros, también a humanos inocentes como ese soldado lleno de vendas, hare algo y no podrás impedirlo

Hell Wolf |Liam DunbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora