Eres su ancla

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La oscuridad de la noche en Beacon Hills era algo muy especial, al menos ante la vista de Eda quien siempre le gusto ver las estrellas, de hecho, ver esas luces brillantes en el cielo nocturno, lograban calmar el dolor de su cuerpo, Melissa la había llevado a su casa para que descansara mejor que en el hospital, ella trataba de no pensar en nada, confinado en que su hermano vería el mensaje e iría por Chris, mientras ella se recuperaba de sus lesiones, la madre de Scott, estaba a su lado, terminando de suturar algunas heridas que no habían sanado del todo.

—lamento darle trabajo extra—murmura viendo a Melissa quien en sus ojos cafés solo reflejaba cariño y la angustia de una madre hacia sus hijos

—no das trabajo extra, Eda—dice acariciando su cabello con suavidad-

—tal vez debería volver con mi madre a los Ángeles—

—¿Qué dices? Sin ti aquí, todo se desmoronaría—

—no es cierto—murmura tosiendo un poco, sus pulmones aún no se sentían del todo sanos—siempre termino herida, soy un asco en esto—dice con una pequeña sonrisa

—no eres un asco, Scott también sufrió muchas heridas cunado comenzaba, al igual que Stiles, el cual hace no mucho fue poseído por un espíritu maligno y torturado mentalmente, son cosas del trabajo—

—me alegra saber eso—dice divertida incorporándose un poco, sintiendo más fuerza con la mano de Melissa sobre su antebrazo—mi padre...

—Jordan Parish lo encontrara y lo llevara al hospital, apenas lo sepa, te diré, lo prometo—

—usted es muy buena—murmura y la castaña sonríe—mi mamá me hubiera regañado por todo esto mientras me curaba las heridas— dice soltando una pequeña risita—luego me hubiera castigado sin salir y otro sermón sobre lo que hice—

—tengo ganas de darte un sermón, pero por ahora, lo que debes hacer es descansar, así que deja de pensar en todas las cosas que están pasando fuera y concéntrate en recuperarte, mientras mas pronto sanes tus heridas, mas pronto podrás ir a ayudar—

—es muy buena—murmura empezando a quedarse dormida por el analgésico que le dio Melissa—la buena mamá de Scott...Melissa la buena, ojalá yo fuera igual de buena—murmura cerrando los ojos hasta quedarse dormida, su respiración se calmo y su cuerpo empezó a sanar.

Melissa observo a la chica con compasión en su mirada, acarició una ultima vez su cabello y salió de la habitación de huéspedes, debía dejar que descansara y ella debía volver al trabajo para el turno nocturno de esa noche, odiaba dejar a Eda sola, pero al menos, estaría a salvo en casa.

Pero conformé las heridas de Eda terminaron de sanar, el sedante empezó a desaparecer igual, haciéndola despertar en medio de la noche, lanzando una almohada a la sombra de ojos brillosos que se encontraba al fondo de la habitación, el chico, atrapo la almohada en el aire y revelo su rostro a la luz de las farolas que entraba por la ventana, Eda gruño al verlo.

—¿en serio? ¿acaso me estas espiando o algo parecido? —

—te cuido, es algo muy diferente—

—sabes algo, Theo, eres espeluznante y dudo mucho que cuides a alguien que no seas tu—responde cruzándose de brazos y sentándose en la cama, pegando la espalda contra el respaldo

—pues te equivocas, me preocupo por algunas personas—

—y ahora dirás que te preocupas por mí, veo películas y series ¿sabes? Todas esas frases cursis no tienen ningún efecto en mi—declara orgullosa de ese hecho y alzando un poco el mentón mientras lo miraba hacia abajo—tu presencia me molesta así que lárgate—

Hell Wolf |Liam DunbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora