Hell Wolf |Liam Dunbar

Negación

Eda conocía de muerte y fuego, sabia de sufrimiento y caos, incluso estaba levemente familiarizada con el aroma que desprende la muerte, pero, aun así, ahí era intenso, ver los cadáveres apilados de las quimeras a su alrededor, ella, encima del nemetón, que era lo que le daba náuseas en primer lugar, la sensación de poder que recorría sus venas al estar en ese centro energético, en el tronco de lo sobrenatural.

Donde por tantos años estuvo encerrado el Nogitsune, un tronco que estuvo dormido por siglos y que la manada de Scott despertó, haciendo que ella también despertara, quería gritar, vaya que quería hacerlo, pero no lo hizo porque sabia que si gritaba solo llamaría al fuego y todo seria aun mas caótico de lo que ya es.

Con cuidado baja del tronco y sale de la zona de cadáveres, empieza a andar sin un rumbo en concreto, solo quería quitarse el olor a muerte, camino hasta el loft de Derek que estaba vacío, a esa hora, el hombre lobo se debía encontrar haciendo otras cosas, ella se bañó, se puso algo de ropa que seguía en ese lugar y regreso a la escuela, solo para ver a una chica empujando a Malia contra los casilleros, se acerco y ayudo a levantarla.

—debemos ir por Beth—exclama y la pelirroja asiente, corriendo por un pasillo, solo para ver a los doctores del miedo romper el cuello de Beth

—genial—murmura Eda cansada de la situación—¿estas bien? —se preocupa por la expresión vacía de Malia, la toma de las manos

—odio esto, odio perder así, no puedo lidiar con otro cuerpo, con otro fracaso y sobre todo, no puedo lidiar con tantas perdidas porque eso solo significa que no podremos detener a los doctores del miedo cuando vengan por ti y no quiero perderte a ti—sus palabras fueron como puñales para el pobre corazón de Eda quien sentía que ya nadie en la manada la quería.

Pero aun había una persona que la quería y esa era Malia, la cual, para sorpresa de la pelirroja, la abraza, la sostiene contra su cuerpo con fuerza, inhalando su dulce y hogareño aroma, no quería perder a Eda, no quería perder a su amiga.

—no me perderás, Malia, los doctores del miedo dicen que aún no estoy lista, puede que nunca lo este

—tal vez aun no estás lista porque aun no asesinan a todos sus experimentos, no quiero volver a sentirme imponente, quiero ser capaz de salvarte de ellos—se separa un poco sintiendo un nudo en su garganta—no quiero que mueras—Eda no supo que más decir así que simplemente la abrazo con fuerza.

Esperando que ese abrazo fuera suficiente respuesta a su petición, porque ¿Quién podía asegurarle que no iba a morir? Ella leyó el libro, sabe de la profecía, sabe todo lo que debe pasar y lo que debe hacer, sabe que tal vez va a morir, pero, no quería decirle nada a Malia, no porque no se sentía correcto compartir una carga con alguien que ya soporta demasiado, aunque dicha carga este a solo una piedra más de aplastarla.

Se separaron y Eda supo que tenia que encontrar a Lydia y a su hermano, llevarlos al nemetón que tanto buscan y encontrar respuestas, corrió hasta la bicicleta que se encontraba afuera sin candando, la hurto y fue andando hasta las laderas del bosque, donde se interno y como si tuviera un instinto extra sensorial logro encontrar a Lydia y a Parish.

—se dónde esta el nemetón, de hecho, no estamos muy lejos—dice dejando la bici de lado y acercándose a la pelirroja y al su hermano—solo debemos seguir por aquí

—¿Cómo sabes dónde está? —pregunta Lydia con algo de curiosidad que Eda interpreto como desconfianza

—solo lo sé, no hay que darle muchas vueltas al tema—se encoje de hombros para seguir caminando, aun estaba algo molesta por el hecho de que Parish y Lydia estén en una extraña relación que ella aun no lograba comprender del todo