"Hola, pequeño, te escribo aunque se que no me vas a leer. ¿Qué tal estás?
Ya han pasado seis meses desde que me dejaste en esa habitación de hospital. Aún no lo supero, puede que nunca lo haga.
Tengo un dolor en el pecho muy grande, a veces no me deja respirar. No estoy bien. Creo que nunca he estado más mal en mi vida, ni siquiera cuando tuve el accidente con mis padres.
¿Por qué nos pasó esto? Todo iba genial y de repente se complicó.
Nunca supe adónde querías llevarme ese día, hasta hace a penas un día. Resulta que me ibas a pedir matrimonio. ¡Matrimonio! ¡Querías llevarme a las a fueras de la ciudad para llevarme a una cabaña junto a un río sólo para pedirme que me casara contigo!
Me enteré por Niall que me lo contó todo. Entonces ahí es cuando no pude más, y todo lo que había aguantado estos meses, salió de mi.
Creí que tú eras mi potencial asesino, pero me he dado cuenta de que quizás, era yo la mala en esta historia. Que todo lo que nos había pasado fue por mi culpa.
Había soñado toda una vida contigo. Creí que podríamos ser felices de verdad, aquí, en Irlanda, pero me temo que no pudo ser posible. Y me da tanta rabia, tengo tanta impotencia. Nos merecíamos ser felices, ¿no?
Yo creo que sí.
Todo me recuerda a ti. Cada rincón de la casa. Me voy a dormir y me paso las noches en vela recordando cada momento que pase contigo y cuando tengo la oportunidad de dormir aunque sea una hora, tengo las mismas pesadillas de siempre. Sueños en los que te pierdo. Y no lo entiendo, si ya te he perdido, ¿por qué sigo haciéndolo en sueños?
Todo esto me atormenta.
Me levanto cada mañana sin ganas de nada. Voy deambulando por la casa sin saber que hacer. Ya nada me llena. Intento salir a montar a Princesa y me derrumbo cada vez que veo a tu caballo.
Lor esta triste, él tampoco es el mismo, nota que te has ido.
Él intenta apoyarme, esta conmigo a cada rato, pero ni yo ni él encontramos la manera de estar bien.
Nunca había sentido nada como lo que sentí por ti. He estado tan aferrada a ti, que ya no se como seguir con mi vida.
No puedo seguir así, no puedo seguir viviendo en un mundo en el que tú no estés. Porque sin ti no puedo seguir. Tú me hacías fuerte. Ahora soy débil, una chica sin luz, no me queda nada.
Niall esta conmigo, pero él no puede quedarse toda su vida pendiente de mi. Soy un estorbo para él.
Tú lo eras todo para mi, y tú ya no estas.
No quiero seguir viviendo sin ti.
Así que pequeño, me reúno contigo. Nos veremos muy pronto si Dios lo quiere así.
Te ama,
Alex."Ella deja el bolígrafo sobre la mesa, coge la hoja y la dobla dejándola también sobre la mesa.
Se levanta de la silla y se dirige al baño. Coge la cuchilla que hay en el armario y vuelve a la habitación. Se tumba sobre la cama y respira hondo.
"Sólo será un corte profundo y todo el dolor habrá acabado" pensó.
Posicionó la hoja de la cuchilla de su muñeca y corto una línea profunda sobre sus venas, derramando sangre por doquier.
Tenía lágrimas en sus ojos, pero eran de felicidad, ella al final estará bien.
Perdió el conocimiento y dejó caer la cuchilla al suelo.
El perro está a su lado, ladra llamándola pero ella no le acaricia.
Lor lame la cara a Alex y ella sigue sin responder.
Niall llegó a casa, vio que en el salón no estaba Alex y que Lor estaba ladrando en el piso de arriba. Subió las escaleras y no estaba ni en el baño ni en su habitación. Fue a la habitación de ella y la encontró tirada en la cama con el perro a su lado. El suelo estaba encharcado en sangre al igual que el brazo de ella. Se acercó corriendo a ella, preguntandola si seguía aquí. Pero ella estaba pálida, ella ya no estaba, y al igual que Liam, ella no iba a volver.
Niall lloraba mientras abrazaba el cuerpo sin vida de Alex, lamentándose de haber salido ese día.
Después de eso, el ya no volvió a esa casa. Volvió a Londres. Y nadie supo que había una carta, nadie supo que contenía.
Y así acaba esta historia de dos jóvenes que aunque lucharon, no pudieron ser felices.
Quizás, al fin y al cabo, no estaban destinados a estar juntos.
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No sé, pero te amo.-Novela.
RomanceHabía tenido a estas alturas de mi vida un cupo más que razonable de experiencias cercanas a la muerte, aunque desde luego no es algo a lo que pueda llegar a acostumbrarse. Parecía extrañamente inevitable el que sufriera otro nuevo enfrentamiento co...