Capítulo 27.

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Cuando empecé a recuperar la conciencia, noté que estaba sobre una cama y que en mi brazo derecho tenía unos finos tubos que me conectaban con dos bolsas. Pude reconocer que aquellas bolsas eran suero y un tipo de calmante. Apenas podía moverme todavía, abrir los ojos o levantar la cabeza, estaba demasiado débil. Intenté moverme pero no logré mantenerme despierta.
Después de volverme a despertar noté que tenía un vendaje en mi tripa. Estaba en una habitación grande con las paredes grises y luces blancas que me cegaban un poco. Me senté y me agarré a la cama hasta que mi cabeza paró de girar. Me cosataba muchísimo moverme por el dolor punzante en mi estómago. Recorrí la habitación con mi mirada y vi como Liam estaba recostado en un sillón que por su postura pude comprobar que era muy incómodo. Intenté poner un pie en el suelo pero al mínimo movimiento que hacia mi cabeza daba vueltas y mi dolor era más fuerte, así que volví a tumbarme en la cama. Al rato de estar hechada sobre la cama, la puerta de la habitación se abrió para dar a paso a una enfermera.
-Hola Alex,¿como te encuentras?
-Susurró supongo que para no despertar a Liam.
-Algo mareada y con dolor. -Dije de la misma forma.
-Ahora te traeré otro calmante para que se te pase el dolor,¿vale?
-¿Cuánto tiempo llevo inconsciente?
-Dos días. Ese chico ha estado aquí todo el tiempo, ni siquiera se ha ido a casa a cambiarse por no dejarte sola ni un segundo.-La enfermera sonrió.
-¿De verdad?
-Si, tienes mucha suerte de tenerlo junto a ti.
Después de comprobar mi temperatura y mi tensión salió de la habitación.
Mire a Liam y pude comprobar que tenía demasiadas ojeras. ¿De verdad ha estado aquí todo el tiempo? Pero si Perrie me dijo que me utilizó y que no me quería. No entendía nada y contra más pensaba más me mareaba. Menos mal que la enferemera me trajo el calmante rápido y a la media hora notaba como el dolor de mi tripa se debilitaba y mi mareo cesaba.
-Hey. -Susurré cuando Liam despertó.
-Alex. -Se levantó y vino hacia mi.- Dios mío, pensé que te volvía a perder.
-¿Me quieres? -Susurré porque apenas podía hablar.
-¿Qué? ¿Pero qué es lo que dices? Claro que te quiero, más que a nada en mi vida.
-Mientes, me utilizaste. ¿Dónde has estado? ¿Adónde te fuiste?
-Te lo expliqué todo, me fui para ser entrenador de fútbol.
-¡No!- Grité como pude pero no tan alto.- Deja de mentirme, ¿por qué sigues haciéndolo?- Comencé a derramar pequeñas lágrimas. -¿Por qué no puedes dejar de ocultarme cosas? Solo para, me estás haciendo daño, yo, yo no quería esto, yo solo quería ser feliz por una vez en mi vida. Si el dinero es lo que quieres llevatelo, no lo quiero. No quiero nada.
-¿Qué estas diciendo, Alex? Yo te quiero, yo no te haría eso. Quiero explicarte todo, pero ahora no estas en condiciones.
-Deja de explicarme nada, ya no quiero oirte, lo único que dices son mentiras y yo ya no puedo más, no puedo seguir con tu juego. -Sollocé.
-Alex, cariño...
-No, no me toques.-Dije cuando tenía intención de abrazarme.- Vete, no quiero verte.
En ese momento apareció Harry por la puerta.
-Alex, ¿estas bien?- Se acercó a la cama.
-Si.
Miro a Liam que estaba mirándome con tristeza y luego me miro a mi que tenía cara de "por favor dile que se vaya"
-Liam, quizás deberías de ir a casa a cambiarte y a descansar.
-Si, debería.- Dije respondiendo yo por él.
-Si, tal vez, debería.- Susurró Liam y se en caminó hacia la puerta.
Una parte de mi quería que se fuera, pero la otra parte gritaba que se quedara, que le necesito conmigo. Le ví cerrar la puerta y marcharse.
-¿Qué ha pasado?- Me preguntó Harry sentándose a la derecha de mi en la cama.
-Perrie me dijo que Liam me estaba utilizando, que me sacó del orfanato para quitarme el dinero, de cuál no tenía ni idea, que había heredado de mis padres y que por eso se fue mintiendome diciendo que se iba a entrenar a un equipo de fútbol cuando en realidad se iba para no volver y quedarse con el dinero por ser mi tutor legal.
-Uauh. -Suspiró Harry.- No tenía ni idea.
-¿De verdad qué tu no sabías nada?
-No, yo cuando salí del orfanato me reuní con él pero luego cada uno se fue por su lado, teníamos contacto, si, pero no nos veíamos y no sabía nada de esto.
-¿Seguro?
-¿No me crees?- Fruncio el ceño.
-Si, si, te creo. 
-¿Y crees que sea verdad?
-Si. -Suspire. -Me ha contado tantas mentiras y me ha ocultado tantas cosas que ya no se si puedo creerle.
-¿Y que harás?
-No sé, sólo quiero salir de aquí.
-El médico me ha dicho que saldrás en tres días.
-Que horror.
-Sip, pero vendré a verte, pequeña.
-Gracias.- Sonreí. -¿Qué pasó? Después de que recibiera el balazo, digo.
-¿No recuerdas nada?
-No.
-Bueno, pues fui yo el que te llamó porque no estabas en casa y como contestaste y escuché la conversación llame a la policía y te fuimos a buscar. Llegamos allí y te ví inconsciente. No me dejaban tocarte para a ver si seguias viva o no así que me mantuve a alejado hasta que me dejaron subir a la ambulancia contigo. Despertaste un momento y preguntaste por Liam, yo simplemente te dije que estaba de camino de vuelta y que estaría pronto ahí. No había ni rastro de Perrie, pero mientras has estado en el hospital la han encontrado y la han metido en prisión. Y nada más.
-Eso es bueno.
Asintió.
-Bueno, te dejó, mañana vengo que necesitas descansar.
-¿Qué hora es?
-Las diez de la noche.
-Oh.
-Nos vemos mañana.- Se acercó a mi y me besó la frente.
-Hasta mañana. -Susurré.
Se fué y una enfermera entró con una bandeja de comida. 
Cené y cuando la enfermera volvió a entrar para retirar la bandeja, me quedé dormida.

No sé, pero te amo.-Novela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora