-Volvamos, es tarde.-Se levanto y libero a su caballo de aquel árbol en el que estaba atado.
-Liam, no me ocultes más cosas. Me estoy volviendo loca. Ya te lo deje pasar otras veces, ahora quiero saber la verdad, sin mentiras y sin ignorancia. Estoy harta de que siempre me dejes con la duda.-Dije seria, levantándome y mirándole a los ojos.
-No te puedo contar nada.
-¿Por qué?
-Por favor, no lo hagas mas difícil.-Suplico.-Te prometo que cuando llegue el momento te lo diré, pero ahora no puedo.-Me cogió la mano y entrelazo sus dedos con los míos. Yo me quede mirando a nuestras manos. Luego levante la vista y vi como me miraba con esos perfectos ojos marrones. Me perdí en su mirada por un largo tiempo. Y entonces asentí, dándole a entender en que le daría tiempo. Volvimos a montar en nuestros caballos y nos fuimos a volverlos a dejar en el establo. Luego de recoger todo, nos fuimos a casa.
-Alex, tengo que hacer algunas cosas, ¿vale? Llegare en seguida.
-Vale. -Sonreí y salió por la puerta.
Encendí la televisión e hice un poco de zapping. No había nada interesante en la tele.
-Hola. -Zayn se sentó a mi lado.
-Hola.
-¿Te vienes a dar una vuelta en mi moto?-Sonrio.
No quería causar problemas entre él y Liam, así que, negué con la cabeza.
-Vamos, Alex, no muerdo.
-Yo si.-Le mire.-Y te podría llegar hacer mucho daño.-El se hecho a reír.-A mi no me da ninguna gracia.-Apague la tele y me levante.
-Vamos Alex.-Me cogió del brazo.-Solo una vuelta.-Me miro y me fije en sus ojos y en como hacia carita de perrito mojado. Sonreí.
-Esta bien.
El sonrió y cogió las llaves de la moto.
Salimos de la casa y montamos en ella.
Nunca había montado en moto, así que durante todo el camino me aferre fuerte a él y cerré los ojos.
-Ya hemos llegado, puedes abrir los ojos.-Los abrí lentamente y pude ver que estábamos en una montaña, no tan alta.
-Odio las montañas.-Me cruce de brazos.
-Se que no las odias, al contrario, las amas.
Pero, ¿por qué todo el mundo sabía cosas de mi que nunca había contado? Y era verdad, amaba las montañas, por el simple hecho de que me sentaba en lo alto y me ponía a pensar en mis problemas y sentimientos. Cuando era pequeña, tenía un lugar parecido a ese. Me quedaba horas allí sentada, pensando. Era como mi sitio especial. Desde lo ocurrido no he vuelto a sentir aquella sensación de liberarme de todo.
-¿Como sabes eso de mi?-Susurre mirando al frente.
-Se muchas cosas de ti, me las conto Liam.
-¿Como sabe el de mi?-Si no lo averiguaba por Liam, lo averiguaría de Zayn, o al menos, lo intentaría.
-Pronto lo sabrás.
-¿Por qué no me podéis dar respuestas más claras?-Le mire. El también me miro.
-Sera por tu bien, tienes que saberlo cuando toque, ahora no es el momento.
-¡Nunca es el momento!-Grite. El no me contesto. -Llévame a casa, por favor.-Suplique.
Ya estaba atardeciendo, y aunque preferiría quedarme allí, decidí volver a casa, porque quería estar sola, y con Zayn ahí, no me sentía a gusto.
Subimos a la moto y volvimos a casa.
Al abrir la puerta me encontré con Liam y una señora, en el salón.
-Hola.-Salude.
-¿Dónde has estado?-Pregunto Liam con un tono de enfado en su voz.
-Zayn me ha llevado a dar una vuelta.-Liam miro detrás mío a Zayn, con furia.
-Bueno, Alex, te presento a mi madre. Mama, Alex.
-Encantada.-Me dio dos besos y se me quedo mirando.
-Igualmente. -Respondí con una sonrisa.
Seguía mirándome. Me sentía un poco incomoda porque no sabia que hacer. A la señora se le frunció el ceño y quedo pensativa, mientras aun, seguía mirándome.
-¿Alex?¿Eres...tu? ¿La... pequeña...Alex?-Ahora yo fruncí el ceño. No entendía nada.
-Mama, debes irte, es tarde.-La acompaño hasta la puerta.-Te lo explicare todo otro día, necesito hablar con ella.-Le dijo Liam a su madre, en voz baja.
La señora se fue y Liam y Zayn intercambiaron miradas.
-Bueno, me voy a mi cuarto.-Menciono Zayn y subió las escaleras.
-Siéntate Alex, debemos hablar.
Yo obedecí y me senté, me quede callada, esperando a que comenzara a hablar y quitara todas las dudas que se formaban en mi cabeza. ¿Acaso esa mujer me conoce?
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No sé, pero te amo.-Novela.
RomanceHabía tenido a estas alturas de mi vida un cupo más que razonable de experiencias cercanas a la muerte, aunque desde luego no es algo a lo que pueda llegar a acostumbrarse. Parecía extrañamente inevitable el que sufriera otro nuevo enfrentamiento co...