Capítulo Uno.

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— Liv, tu papá y yo hoy celebramos el aniversario por fuera de casa ¿quieres que Rose vaya a acompañarte o quieres ir a casa de alguna amiga? — Dijo Adele un poco atareada.

— Yo puedo quedarme en casa viendo películas, mamá.

— Sabes que no me gusta que te quedes sola en casa.

— No va a pasar nada, el conjunto residencial es seguro, además puedo asegurar la puerta si te hace sentir tranquila...ahmmm... la verdad no tengo ánimos de socializar hoy.

— ¿Todo bien, cariño?

— Sí, sólo se me ha acabado la batería social, quiero estar sola — Dijo Olivia mientras reía y a Adele se le contagió su risa.

— Nos vemos en la noche, en la nevera hay algo de comida, puedes calentarla.

— Tranquila mamá, ya tengo 14. Te amo.

— Y yo a ti.

Adele organizaba carpetas e historiales médicos de sus pacientes mientras que a la vez probaba bocado por primera vez en el día, había sido un día bastante agotador pero todo se debía a que debía salir antes de lo habitual para celebrar el quinto aniversario de su matrimonio con su esposo, Simón.

— Lizbeth — Dijo Adele saliendo de su consultorio y dirigiéndose a urgencias. — Quería darte las gracias por darme esta licencia. — Adele trataba de buscar la mirada de Lizbeth quien la evitó por completo.

— Está bien, ahora ve que se te hace tarde. — Dijo ella en un tono serio.

— Y también quería saber si podríamos...

— Doctora, me acaba de avisar una de las auxiliares del área de urgencias que su esposo está en un cubículo, lo trajo una ambulancia hace pocos minutos. — El gesto de Adele cambió por completo y así mismo el de Lizbeth a quien se le vio preocupada aunque trató de disimularlo.

— ¡¿Qué?! Gracias por avisarme — Dijo Adele alejándose de ambas y comenzando a correr por el pasillo siguiendo su camino a urgencias.

Lizbeth la vio alejarse.

— Mantenme al tanto. — Dijo ella a la auxiliar quien asintió algo extrañada.

Unos minutos después Adele se encontraba afuera del cubículo esperando que le dieran respuesta de qué era lo que había pasado, tenía una de sus uñas en la boca mordisqueándola un poco mientras caminada de un lado a otro hasta que por fin la cortina se abrió.

— ¿Qué pasó? ¿Está bien? — Dijo Adele con una mirada suplicante al médico, a quien por cierto, era primera vez que veía en el hospital.

— Sí, al parecer tomó unas pastillas para aumentar su rendimiento sexual y le ocasionó taquicardia y mareos pero ya se encuentra bien. — Adele relajó su rostro pero no pudo evitar mostrar un gesto de vergüenza.

— Gracias Doctor...— Adele lo cuestionó al no ver ninguna placa en su uniforme.

— Doctor Paul, un gusto Doctora Adkins — Dijo leyendo el apellido en la placa que estaba en la bata de Adele. — Ya puede pasar a estar con él si así lo desea.

— Nuevamente, gracias Doctor Paul.

Adele abrió la cortina y se dejó ver de su esposo poco a poco quien la miró algo avergonzado.

— Me imagino que ya sabes qué pasó.

— Sí ¿Cómo te sientes? Me asustaste. — Dijo ella mientras entrelazaba su mano con la de él.

Strangers By NatureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora