Capítulo Cuatro.

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— Esto lo podemos arreglar como la familia que somos, son 10 años Adele, no puedes tirar todo a la basura. — Simón subió el tono de voz.

— Si no vas a ser capaz de calmarte, esto lo vamos a tener que hablar tú y yo a solas, por ningún motivo voy a dejar que hagas de esto algo traumático para tu propia hija.

— ¡Es que no es justo!

— ¿No es justo? ¿Cuántos años tiene ese niño?

— ¿Qué niño? — Preguntó Olivia.

— Vete a tu cuarto Olivia. — Dijo Simón. Olivia hizo caso omiso. — ¡Que te vayas a tu cuarto! — Simón gritó lo que hizo que Olivia llorara. Adele se inclinó un poco y se puso a su altura. Susurró en su oído "Tú y yo hablaremos más tarde, ve a tu habitación, cariño". Olivia asintió triste pero no se fue a su habitación, subió las escaleras al segundo piso y se quedó ahí, desde donde podía escuchar y ver todo.

— ¿Desde cuándo? — Preguntó Adele recostada de medio lado en la pared.

— Nicholas tiene 7 años. — Dijo Simón acercándose a Adele. — Pero tienes que escucharme, yo sé que me equivoqué y que no fui honesto pero me daba miedo perderte a ti y tampoco podía dejar a ese niño a la suerte.

— Tú no puedes ser tan cínico ¿con quién estabas cuando te tomaste esas pastillas? — Adele parecía calmada.

— En eso no mentí. — Simon intentó tomar las manos de Adele y ella retrocedió varios pasos.

— No te creo nada. — Dijo Adele mirándolo con dolor puro en su mirada — Siete años o quien sabe cuántos mas siéndome infiel, todo hubiera sido tan fácil si hubieras dicho que ya no me amabas. — Una lágrima recorrió la mejilla de Adele.

— Yo te amo y lo voy a hacer siempre.

— ¡No me mientas más! — Adele subió el tono de voz — Quiero el divorcio, nada me va a hacer cambiar de opinión.

— Si así lo quieres así va a ser, sólo quiero que sepas que va a ser una batalla legal porque...

— Tranquilo, puedes quedarte con la casa y mi auto también si quieres — Adele rió con ironía — Eres tan poquita cosa Simón, que crees que lo que me duele de todo esto es lo material, cosas que conseguimos juntos, cosas por las que luchamos juntos...

— ¡Esto es tu culpa, tu maldita culpa por tu maldito trabajo! — Simón subió su voz casi sobre el rostro de Adele quien lo miraba fijamente a sus ojos — ¡Tu nunca tenías tiempo ni para mí ni para Olivia, tú misma te ganaste que te reemplazara!

Simón estaba fuera de sí, hablando desde el desespero por recuperar su familia y no se estaba dando cuenta que estaba hiriendo a Adele con cada palabra que salía de su boca. Olivia desde las escaleras veía su familia destruirse.

— Ella, ella me dio cosas que tú jamás me diste, me dio un hijo algo que yo te pedí muchas veces y tú nunca quisiste darme pero ¿sabes? Ella tampoco fue suficiente y sí, tienes razón, esas pastillas no me las tomé por ti, me las tomé por alguien más alguien que tal vez también quiera darme un hijo, ella no es tan egoísta como tú.

Simón terminó de pronunciar aquella ultima palabra y la rubia no pudo contenerse más y soltó una cachetada sobre el rostro de Simón, su mano temblaba y sus ojos se llenaron de lágrimas para luego soltar un enorme sollozo.

Olivia desde las escaleras vio cómo su padre levantó su mano con la intención de golpear a Adele, bajó corriendo las escaleras y al ver que no iba a poder evitarlo, gritó tan fuerte como pudo.

— ¡Papá!

Adele siguió con la mirada en el suelo, no podía creer que el hombre que tenía al frente era el mismo hombre del que se había enamorado.

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