Capítulo Veinticuatro.

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Las puertas del ascensor se abrieron y Rich sin fijarse si alguien estaba dentro de este, entró chocando con Olivia quien traía una bebida.

— ¡Oye! — Dijo Olivia viendo como todo su refresco se regaba sobre su vestido floreado.

— Liv, lo siento, mira nada más como te volví.

— No te preocupes, lo compré para refrescarme y funcionó. — Dijo Olivia y Rich rió con sus ocurrencias.

— ¿Quieres otro? — Olivia asintió. — Vamos por otro entonces.

Olivia miró a Rich de reojo mientras el elevador descendía y notó su entrecejo arrugado.

Las puertas se abrieron y lo primero que hizo Rich fue pedirle a alguien del personal del hotel una toalla para que Olivia se secara un poco.

— ¿Has probado la piña colada?

— Mi mamá no me deja beber alcohol.

— La piña colada también puede prepararse sin alcohol, Liv ¿quieres una?

— Está bien.

— Que sea una piña colada sin alcohol y una margarita por favor.

— ¿Por qué ibas tan molesto? Yo sé que soy bajita pero tú tampoco es que seas muy alto para que no me vieras.

— Lo lamento — Rich le dedicó una sonrisa.

— Discutieron ¿no?

— Sí y a mí no me gusta discutir, me agota.

— ¿Puedo saber qué pasó?

— ¿Recuerdas el comentario que hizo mi padre? De allí surgió, una imprudencia mía y una cosa llevó a la otra y terminamos discutiendo.

El gesto de Olivia cambió, se giró a verlo y enderezó su espalda adoptando una postura de total seriedad.

— Imagino la razón, ¿sabes? Eso pasaba mucho con mi papá.

Rich levantó las cejas.

— Y ella odiaba eso, lo odia, no te alcanzas a imaginar la cantidad de discusiones que ellos tuvieron por eso y no eran discusiones pequeñas, eran tan fuertes que muchas veces ella terminó llorando, mi papá tal vez nunca pudo ni quiso entender que mi mamá no quería mas hijos y no entiendo por qué a ustedes lo hombres se les dificulta tanto entenderlo y si tú tampoco estás dispuesta a entenderla entonces su relación no va a funcionar.

— En varias oportunidades le he dejado claro que está bien si no quiere tener hijos, yo la amo a ella y eso espero que lo sepa y esté convencida de ello, es solo que no sé, yo siento que me oculta algo.

— Y discutiendo no vas a lograr que te lo diga pero ¿por qué lo dices?

— Porque lo siento.

— Si te sirve de algo, yo alguna vez le pregunté por qué nunca me dieron un hermanito y mamá me explicó cómo pasaron las cosas, ya sabes, falta de tiempo, casi nunca estaban los dos en casa y tal vez no se amaban lo suficiente como para traer a alguien más al mundo.

— Tal vez tengas razón. — Dijo dudoso.

— ¿Tal vez? Rich, yo siempre tengo la razón, estoy bromeando, sólo... no la hagas sentir igual que él, si algo he aprendido de ellos dos es cómo no hacer las cosas y si algún día la dejas de amar, dilo, no te lo guardes a tal punto que ni las palabras lo puedan explicar y se terminen haciendo daño.

— ¿Puedo preguntarte algo?

— Claro. — Dijo dándole un sorbo a la piña colada. — Esto sabe delicioso.

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