Capítulo de Cierre. 2/2.

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— ¿No... te dio curiosidad saber?

— Sólo me explicaron las razones, no fue sorpresa, siempre supimos que podía pasar algo así entonces no indagué mucho más. Me dijeron que habías dejado todo por escrito y ya. A todas estas ¿cómo te dejaron operarme?

— Porque mentí, dije que no nos conocíamos, que sólo éramos colegas. Porque era eso o arriesgarte a un traslado y ninguno de nosotros iba a permitir eso. Ellos tampoco tenían como comprobar que era falso.

Su mirada estaba perdida.

— ¡Yo sí puedo hacerlo! — Se escuchó en un grito, Olivia desde donde estaba reconoció su voz. Era Rich. Su corazón latió con fuerza, con ayuda de la enfermera puso a Lilly en la cuna y salió corriendo por el pasillo. — Es mi novia, es la mamá de mi hija, claro que puedo hacerlo, el sangrado está contenido pero hay que detenerlo por completo, no va a aguantar un traslado a otro hospital, hay que hacerlo aquí y hay que hacerlo ahora.

— No tenemos especialistas aquí que puedan llevar a cabo una cirugía así, en el momento en el que la placenta salió...

— No salió, el médico la haló del cordón umbilical que es muy diferente, fue culpa suya que comenzara el sangrado, ella me lo dijo, me dijo que le había dolido más la expulsión de la placenta que el propio nacimiento de la bebé. — Dijo Rich señalando con ira, en sus ojos se vieron lágrimas.

— Cuando salió, ocasionó heridas en el útero, esas heridas son las que están sangrando.

— Eso lo sabemos todos. — Dijo Rich con desespero.

El rostro de Olivia palideció.

— Es un procedimiento sencillo por amor a Dios.

Olivia los miró a todos sintiendo como sus manos comenzaban a temblar, Cate se sentó en una silla escondiendo su rostro entre sus manos, Lizbeth estaba de pie, con un gesto serio mirando al suelo, levantó su mirada y se encontró con la de Olivia, su mirada habló.

— Yo puedo hacerlo. — Dijo la pelinegra con seguridad en sus palabras.

— Usted tampoco puede hacerlo, son familia y usted sabe que no es ético.

— No somos familia, apenas y la conozco, sólo somos colegas, no nos une ningún lazo, somos conocidas. Puedo hacerlo. — Dijo sin titubear.

Todos la miraron y nadie la contradijo.
Todos hicieron un intento por abrazarla y ella los rechazó a todos, incluso a Cate.

— No hay tiempo que perder. — Dijo zafándose del agarre de Cate y caminando al lado del médico. — Esta es mi cédula profesional, todo está en orden, puedo operar sin ningún inconveniente.

— Sus manos temblorosas dicen otra cosa.

— ¿No estaría usted igual si supiera que después de esto muy seguramente vaya a tener una sanción sobre su espalda? — La enfermera hizo silencio. La ayudó a esterilizarse completamente, pijama quirúrgica, guantes, cubrebocas, gorro, todo.

Recordó Lizbeth.

Narra Lizbeth.

La puerta de seguridad se desplazó y entonces vi la camilla, mis piernas temblaban y así mismo mis manos, me puse justo a su lado sin tener el valor de mirar su cara,
Es un paciente más, trataba de convencerme a mí misma cuando sentí que el sentimiento iba a desbordarme. Por eso decidí evitar verla a la cara. No podía hacerlo.
Pedí el bisturí y al apoyarlo sobre su piel y ver cómo la sangre buscaba su rumbo, mi mano se sintió débil, yo me sentía débil. Corté mientras sostenía la respiración pues era la única forma en la que podía controlar un poco el temblor.
Levanté la mirada y vi como una de las auxiliares estaba atando sus brazos a la camilla. Recordé que ella nunca lo hacía con sus pacientes contrario a mí.

Strangers By NatureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora