Capítulo Tres.

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[Recuerdo]

5 meses después.

Fue mi primer cumpleaños sin ella y fue horrible, no lo celebré por mas que mis amigos insistieron, Cate respetó mi decisión y se quedó en casa conmigo.

Todo había pasado muy rápido a decir verdad, ese día que escuchamos un estruendo en la cocina, mamá había sufrido un desmayo que nosotras pensamos que no ascendería a nada serio y qué equivocadas que estábamos todas, fue raro, los exámenes habían salido bien, ambas sabíamos que ella tenía una cardiopatía que provocaba algunas arritmias y esa misma fue la que causó que su corazón dejara de latir.

Habíamos quedado solas mi hermana y yo, mi padre nos había estado buscando pero la verdad ni Cate ni yo teníamos ni ganas ni fuerza para lidiar con él ahora.

Habían sido meses complicados, habría perdido varias asignaturas si no hubiera sido por Lizbeth y el resto de mis amigos que me han ayudado un montón.

Pensé que ya lo estaba aceptando pero mi cumpleaños me mostró que no.

Escuché el sonido de la puerta y mi hermana gritó desde el primer piso que ella atendería, seguido a esto, gritó mi nombre.

— Te necesitan en la puerta.

Bufé porque no quería ver a nadie, quería estar sola en mi casa con mi hermana, metida entre mis cobijas  llorando sin que nadie me viera raro o me dijera sus típicas frases de cajón.

Bajé y al ver quienes estaban en la puerta, fingí una sonrisa. Lizbeth y Simón con Olivia estaban ahí.

— Yo sé que no querías ver a nadie pero me insistió demasiado — Dijo Liz mirando de reojo a Simón.

Yo no pronuncié palabra. Simón bajó a Olivia de sus brazos y él se lanzó a darme un abrazo. No puedo negar que lo necesitaba, con él había comenzado a tener un acercamiento especial. En ese abrazo me sentí segura y sentí todo iba a estar bien. Rodeé su cuerpo con mis brazos devolviéndole el abrazo.

Se separó un poco de mí y tomó mi rostro entre sus manos.

— Feliz cumpleaños, rubia. — Dijo y yo sonreí triste, él me volvió a abrazar con fuerza y yo solté un par de lágrimas.

— ¿Pueden quedarse un rato? — Les dije y ellos asintieron algo sorprendidos pues no esperaban que les pidiera eso después de no querer ver a nadie.

Liz me abrazó, yo adoraba sus abrazos porque eran de esos donde tú puedes sentir lo mucho que te aprecia esa persona, a Liz ya la había visto varias veces después de que pasó lo de mi madre porque era ella quien traía sus resúmenes y a veces se quedaba horas poniéndome al día de todo lo de la universidad.

A Cate no le simpatizaba Simón pero aún así respetaba lo que comenzaba entre nosotros y era bastante dulce con Olivia.

Olivia había traído un regalo para mí que había hecho ella misma, era un dibujo de ambas, esa pequeña se estaba apegando demasiado a mí y yo no sabía hasta qué punto eso era bueno, no puedo negar que yo también me estaba comenzando a apegar a ella. A Cate le preocupaba que Olivia comenzara a ver en mí una figura materna, esa figura que había perdido. En efecto, su madre había fallecido, Olivia lo presenció todo, de ahí que necesitara ayuda psicológica porque a veces tenía crisis de ansiedad, sí, a esa corta edad.

Simón y Olivia tuvieron que irse, Liz se había dirigido a la cocina a hablar con Cate y yo hasta ahora me enteraba que eran tan cercanas.

Me perdí en mis pensamientos viendo algunas fotos de mi hermana y yo cuando estábamos pequeñas.

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