Capítulo Treinta y uno.

265 20 74
                                    


Abrí la puerta de su habitación luego de esperar por su autorización, estaba sentada abrazando sus piernas sobre la cama, sus ojos estaban hinchados y su nariz roja. Se abrazaba a ella misma con la necesidad de protegerse.

— Mira mi teléfono. — Me dijo mirando a la nada. — Mira el último mensaje.

"Esto lo podemos solucionar juntos, entiendo que lo que te hizo Orlando dejó marcas pero no hay razón para escudarte en el lesbianismo".

Mi sangre hirvió.

Resoplé llena de ira, deslicé el mensaje hacia la izquierda y lo eliminé de su teléfono.

— Tal vez tiene razón.

— No la tiene. — Era la segunda vez que me miraba a los ojos desde anoche. No lo había hecho y en sus ojos había miedo y culpa. Al levantar su rostro pude ver también el golpe en su rostro, anoche sin que se diera cuenta, le tomé una foto mientras dormía, hablé con seriedad cuando dije que no iba a permitir que el acto de Simón quedara así sin más. Traía conmigo un recipiente plástico con agua y un paño, al ver que mi mirada se posó en su cachete, bajó la suya. Con la mayor delicadeza que pude, puse el paño varías veces, Olivia se quejó de dolor y mi rostro se tensó de ira. — Hija.

— Mamá.

Le abrí mis brazos y ella encajó en mi pecho con una precisión que nunca ha dejado de sorprenderme. Rompió en llanto sobre mí y yo inevitablemente lo hice también cuando comenzó a pedirme perdón entre lágrimas. La despegué de mi pecho en contra de su voluntad.

— No me pidas perdón, no hay por qué pedir perdón.

— Te decepcioné, yo no soy lo que esperabas que fuera, no soy lo que nadie esperó de mí.

— Que yo sepa, yo ante mis ojos, tengo a una niña educada, una niña empática, también muy simpática, a veces un tanto sarcástica, demasiado talentosa ¿qué esperaba yo de ti? ¿Que te gustaran los niños y no las niñas? Me da igual, sólo espero de ti que respetes a esa persona y que también te respeten a ti. — Se recostó en mi pecho mientras me escuchaba hablar, sus sollozos se fueron apaciguando poco a poco. — Yo lamento mucho que se hayan dado así las cosas y que esta haya sido la forma de enterarnos, lo lamento por ti y por Elena.

— Entonces ¿nada ha cambiado entre nosotras?

— Claro que no — La apreté más a mi cuerpo.

— Gracias por entenderme y por apoyarme.

The love I have for you it's beyond the stars, we're beyond the stars.

— And it will always be like that, right?

— Don't ever doubt it.

Mamá ¿Cómo voy a recuperar mi relación con papá?

— No tienes que hacerlo. — Dije seria y Olivia se sentó cruzando sus piernas mirándome como una niña pequeña. — ¿Quién ha dicho que tienes que aguantar comportamientos que te lastiman solo porque hay un vínculo de sangre?

— Pero es mi papá...

— Si tú quieres hablar con él, estás en tu derecho, sólo te digo que no lo sientas como una obligación — Me acomodé en la cama y aclaré mi garganta — Hay momentos en que lo mejor es la distancia, yo lo decidí con mi papá, aprendes a dejar ir, a soltar y a seguir avanzando. Aprendes que a menudo la vida no te deja otra opción que elegir entre la distancia o la baja autoestima, la intranquilidad y otro cerro de sentimientos que no son muy agradables. Aprendes que hay un dolor mayor que perder a alguien, y es perderte a ti mismo, renunciar a lo que consideras más importante, como puede ser la tranquilidad, la honestidad o la felicidad.

Strangers By NatureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora