Capítulo Trece.

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(...)

Narrador general.

¿Qué pasó, mamá? ¿Por qué esa cara?

— Ven aquí, hay cosas que tenemos que hablar. — Olivia se sentó cerca a su mamá jugando con sus dedos. — Ahm...— Adele arqueó su ceja buscando las palabras adecuadas para comenzar. — Lo primero es que vamos a vivir juntas otra vez — Olivia se lanzó sobre Adele tumbándola completamente en el mueble.

— ¿Y cómo pasó eso? ¿Hablaste con mi papá? ¡Estoy muy feliz! — Dijo mientras volvía a sentarse.

— Escúchame, hablé con tu papá y el voluntariamente me cedió tu custodia y eso me pone muy feliz pero hay algo más que tienes que saber — Adele suspiró — Tu papá ha tenido algunos problemas en la empresa con algunas personas y va a ser necesario que le explique algunos cosas a la justicia.

— ¿Qué...tipo de problemas?

— Lavado de activos — Olivia la miró confundida — Es básicamente que te llegan dineros de procedencia no muy correcta y tú debes hacerlo pasar por dinero legal incluyéndolo en cuentas falsas, en este caso, según lo que me dijo tu papá, habían personas en la empresa que lo obligaron a hacerlo y... por eso...bueno, debe quedarse donde está hasta que se aclare ese asunto.

— ¿Está en la cárcel?

— No precisamente, está en la penitenciaría.

Olivia suspiró con un gesto de decepción.

— ¿Tú crees en él? — Adele la miró a los ojos sin saber qué responder — Yo sí, quiero verlo ¿podemos ir?

Olivia rompió en llanto y el corazón de Adele se rompió, se levantó de su mueble y se ubicó al lado de la joven abrazándola de lado.

— Es como si todo lo que conocí como mi vida, se estuviera derrumbando y desapareciendo poco a poco y yo no puedo hacer nada para evitarlo.

Adele solo dejó que ella se desahogara en sus brazos, su llanto se intensificó y la rubia la abrazó con más fuerza.

— Te prometo que todo va a estar bien, vamos a estar bien.

Olivia se aferró a su mamá apretando su camisa entre sus puños.

— Llévame a verlo mañana por favor.

— Mañana iremos.

Adele antes de que Olivia se quedara dormida, le preparó una aromática que le permitiría conciliar el sueño, la joven pidió dormir con su mamá y así pasó.

La rubia era una persona que le gustaba la noche y le gustaba aprovecharla y más cuando no sentía ni un poco de sueño, esa noche decidió estudiar, nunca había dejado de hacerlo, siempre estaba leyendo e informándose de los más actuales avances de la ciencia, al fin y al cabo, la ciencia era su vida y lo disfrutaba con pasión, daba sorbos a su café cada tanto para mantenerse despierta, mientras lo hacía, fijó una mirada bastante profunda en su hija viéndola dormir, por un momento se perdió en sus pensamientos, Adele lo único que quería era darle estabilidad a su hija, quería que ella estuviera bien y le dolía como nada en el mundo todo lo que estaba teniendo que atravesar y es que ella daría lo que fuera porque Olivia no sufriera, porque en su vida solo hubieran sonrisas, todos esos pensamientos hicieron que derramara un par de lágrimas que cayeron sobre sus libros, Olivia soltó un quejido que provocó que Adele volviera a la realidad.

Se puso de pie y se acercó a ella, la observó unos segundos y notó su respiración agitada.

— No... no me toques... no me hagas daño — Una lágrima se deslizó por la mejilla de Olivia y Adele ahogó un sollozo poniendo sus manos en su boca.

Strangers By NatureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora