Tierra, Aire y Agua

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Ese día desperté con la misma confusión que antes, pero al menos había logrado descansar, al voltear hacia mi lado estaba Jimin profundamente dormido, era realmente lindo verlo de esa manera, tan frágil y ahí nuevamente la tormenta me azoto y recordé las palabras de Tae: Alguien saldrá lastimado de esto. Jimin era el más vulnerable, su corazón es tan delicado que no podía destruírselo, por eso debía tomar una decisión cuanto antes y elegir las palabras correctas para hacerlo, no puedo hacer que alguien termine dañado de cuerpo y alma a causa de mi propia indecisión. Di un suspiro y restregué mi rostro contra las palmas de mi mano para luego levantarme. Fui al baño me di un rápido lavado, seguidamente me vestí, puse mis botas mi pantalón de cuero, una camisa algo holgada de mangas largas del mismo tono y la capa de piel ya que sentía el frío. Al salir Jimin seguía durmiendo, me aproxime a él y le di un beso en su frente para luego abandonar la habitación, tenía cosas que atender. Caminaba por los pasillos, atravesé la sala del trono y salí del palacio, al estar afuera pude ver los copos de nieve caer, estaba nevando, sonreí y extendí mis manos para que cayeran en mis palmas, al parecer había nevado durante toda la noche ya que el suelo ya estaba cubierto de nieve por completo y mi piel clara se veía aún más blanca entre la nevada.
—¿Hermoso verdad? Escuché una voz tras mi espalda, al fijarme era Tae, usaba unas botas, un pantalón de cuero y una camisa marrón y sobre sus hombros un abrigo de piel color caoba. Se acercó a mi. —Tus mejillas son hermosas cuando están sonrojadas por el frío. Las acaricio pero me aparte. —Debo irme. Me excusé. Pero me cuestiono acerca de dónde iba con tanta prisa, tuve que responder, debía ver a mi pueblo, le expliqué que como rey me gustaba tener una conexión con mi gente, ver de qué nada les haga falta, Tae sonrío. —Ese es lo que amo de ti, tú noble corazón. De repente mis hijos aparecieron por los costados de los acantilados y lo que más me extraño fue que acercaron a Tae bajando sus cabezas para que este pudiese acariciarlos, hasta ahora sólo Jimin lo había logrado. Estaba realmente sorprendido. —Créeme que me costo convencerles de que no soy mala persona, durante la noche estuve a centímetros de ser devorado pero mi determinación terminó por convencerles que no soy una amenaza, Cuando llegue Jimin dijo algo que realmente me dejó pensando: El dragón ve tú alma, conoce si traes un mal dentro de ti, si el dragón te acepta eres un alma pura. Terminamos en unísono la última palabra. Tenía razón si los dragones te eligen es porque vieron en ti algo que nadie más puede ver, conocen de ante mano cuando alguien no es de confiar, me hacía sentir tan bien verlos ser acariciados por Tae. De repente vi alguien salir por las puertas, mi vista se enfocó en ella, Denali, camino hacia mi, no dejaba de mirarme, mis ojos se humedecieron y de un impulso la envolví entre mis brazos, me  aparte y esta me sonrió, pero algo se sentía extraño y fue que tan pronto como Denali apareció mis hijos cambiaron la expresión de estar a gusto a estar molestos y se fueron del sitio, no presté mucha atención a ello, de seguro les molestaba que mi enfoque estuviese en ella, pero era mi hija, la que lleve dentro de mi, vi sus ojos aquel ojo dorado y aquel ojo azul y luego Tae se acercó a nosotros y nos abrazamos entre sonrisas, con corazones latientes, estaba tan feliz el poder estar así. Cuando mis ojos subieron la mirada hacia la torre que sobresalía del palacio, en aquella ventana lo vi, mi sonrisa se borró, Jimin estaba ahí viéndonos fijamente pero al verme se apartó de la ventana dejándola vacía a mis ojos.
Soltamos nuestro agarre, una lagrima cayó por mi mejilla, la limpié enseguida, una lagrima que significaba felicidad por un lado y dolor por el otro. —¿Quieren venir conmigo? Ambos asintieron. Comenzamos caminar no sin antes mirar hacia la ventana que aún permanecía vacía.
Ya en el Pueblo mi gente no dejaba de acercarse a mi con reverencias, tocando con sus manos mi cuerpo, les regalaba una sonrisa a cada uno de ellos, una sonrisa que por dentro estaba rota, cuando vi una gran multitud a mi alrededor debía aclarar muchas cosas ya que no quería que la confusión les invadiera, les presente a mi hija, todos si sonrieron y la reverenciaron, llamándola de una vez princesa del reino, enseguida miré a Tae y dije que el era su padre, pude notar cómo hablaban entre ellos ante la noticia, sin embargo mantenían la postura y de la misma forma hicieron una reverencia hacia el también. Continuamos caminando, pero hubo algo que escuché que se me quedó en mi cabeza, alguien a lo lejos dijo: esto no traerá nada bueno, la tierra, el agua y el aire como uno solo lo único que traerán es un ciclón a nosotros...

Mermaid (Taekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora