Así en la tierra como en el cielo

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La ventisca marina azotaba mi cuerpo, luego de días lejos de casa por fin regresaba. En aquel barco observaba aquella infinidad de agua en medio de un cielo nublado. A mis costados tenía a mis hijas quienes nadaban cerca del navío.
Cerré mis ojos y sólo agudicé mis sentidos, el olor a sal, el sonido del agua, el viento en mi rostro y de repente lo sentí, al abrir mis ojos en seguida escuché un gran rugido a lo lejos, volteé a ver a Hera y Nervem quienes respondieron al unísono al mismo tiempo, aumentado la velocidad de su nadó. Aquella neblina se comenzó a despejar y vi la isla a la distancia, el palacio en la cima y por fin vi a mi hijo Gorgon, de inmediato pedí que bajaran una balsa, en seguida lo hicieron, me subí en ella junto a mis escoltas, estos mismos comenzaron a remar hacia la orilla mientras que el barco navegaba hacia el muelle. No pude evitar sonreír al verlo bajar la montaña y ver cómo sobre la arena mis hijos se reencontraban sanos y salvos. Cuando pude ver la arena bajo del agua supe que ya había poca profundidad así que me baje de la balsa y caminé con gran prisa y en mido de aquellos gigantescos dragones me mantuve yo. Gorgon me miró y bajo su cabeza, puse mi pequeña mano en la misma, este cerró sus ojos al tacto y sonreí, lo extrañaba y deseaba verlo otra vez con mis propios ojos.
No podía esperar más así que subí a los lomos de Hera y está inmediatamente comenzó a subir la montaña con sus hermanos tras ella, quería llegar cuanto antes, al estar a las afueras del palacio bajé y caminé hacia las puertas, dos guardas con una reverencia abrieron las mismas para que pudiese entrar, caminé por el pasillo que llegaba a la sala del trono, pero antes de abrir las compuertas que daban al salón me detuve, sentía algo dentro de mi, pero logré controlarme y junto a un gran respiro, abrí, de inmediato miré a Jimin sentado en su trono, al verme se puso de pie con una gran sonrisa, de la misma forma le respondí y corrí hacia el con mis brazos extendidos. —¡Bienvenido a casa mi querido esposo! Caí en sus brazos, me hacía mucha falta el no haberlo visto y tocados durante tantos días. Mientras lo mantenía fuertemente abrazado mis ojos miraron hacia los tronos y notaba que alguien estaba en la puerta que se encontraba tras ellos, la misma silueta se movió hacia la luz y cuando por fin la claridad estaba en su cuerpo pude ver su rostro, Jimin me soltó y miró hacia la misma dirección a la que yo miraba, comencé a caminar hacia el lentamente, mis ojos se humedecieron, mis manos temblaban y mi corazón latía rápidamente, era el, verdaderamente era Taehyung. Sentía que el aire me faltaba, que en cualquier momento me desplomaría contra el suelo. Estábamos a unos pasos del otro. —¿Tae? Susurré y este asintió e inevitablemente me lancé hacia el, nos abrazamos con tanto anheló, sentía nuevamente su aroma, su respiración, su piel y lo que por mucho tiempo olvide otra vez resurgía al tocarle. Este me levanto del suelo y dio dos vueltas mientras nos manteníamos abrazados, logró sacar una leve risa de mi, al ponerme contra el suelo nuevamente, di unos pasos hacia tras y miré su rostro pero volteé y miré el rostro de Jimin, ambos estaban frente a mi, mi sonrisa desapareció, mi corazón y mis sentimientos se dispersaron, era ver al cielo en un lado y a la tierra del otro y simplemente yo había caído en el limbo, tenía el amor de ambos y nuevamente estaba lidiando con esa situación, pero con la diferencia que esta vez amaba a los dos, sentía cosas por ambos...

Mermaid (Taekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora