Mermaid (Taekook)

Leviatán

Esa inmensa serpiente no apartaba sus flamantes ojos de mi y al mismo tiempo mantenía una expresión de satisfacción. No sabía que hacer, si debía huir o quedarme ahí, estaba inmóvil, realmente imponía su presencia.
—Tú puedes ayudarme. Dijo con su monstruosa voz.
—¿Ayudarte? Pregunté confundido.
—Así es, tú eres la llave de la jaula en la que fui condenado a vivir, un mortal parte inmortal es la puerta hacia mi libertad, ayúdame a salir de aquí y te juro que te protegeré de todo. Sus ojos se volvían más rojos lo que me hipnotizaba, sin embargo aún seguía alerta y en mis cinco sentidos.
—¿Cómo te saco de aquí? Pude notar la cara de felicidad de Hoseok y el gran dragón marino me respondió: sólo pon tu mano en mi rostro... No tenía nada que perder, al fin y al cabo yo también era un monstruo y para ser sinceros con Tae ya no sería lo mismo, así que con mi mano temblorosa y algo de miedo me acerque a su gigantesco rostro y lentamente puse mi mano en su hocico, mi mano en él parecía un grano de arroz, diminuta debido a su inmensidad.
Tan pronto mi palma toco su piel el agua se puso turbia y una luz como un rayo iluminó nuestros cuerpos, parecía ser un camino señalado para poder llegar a la superficie... Hoseok y el gran dragón miraron hacia arriba.
—¡Mi señor!, el hechizo se a roto, la puerta ha sido abierta. Comentó Hoseok. Con un gran y estruendoso rugido bestial, el gran dragón marino comenzó a seguir la luz y tras él íbamos Hoseok y yo. De un solo golpe emergió del agua y sobre el caía una gran tormenta, el océano golpeaba con grandes olas, rayos y relámpagos estremecían la tierra junto a un gran aguacero y una fuerte ventisca.
La mitad de su cuerpo estaba fuera del agua en una posición similar a la de una cobra y pude ver que ya no tenía un color oscuro, al contrario su escamosa y gruesa piel era albina con tonalidades grisáceas. Nuevamente volvió a rugir agitando aún más el agua.
—Por fin ha resurgido el Dios del océano, es tiempo de que todos conozcan mi nombre, Leviatán ha vuelto ya. Dijo con su poderosa voz mientras le miraba nervioso. En mi mente no paraba de pensar que lo que había hecho fue un grave error.
La gran bestia se dirigió hasta la costa con gran velocidad, trate de detenerlo con mis gritos, rogándole que no hiciera nada malo, pero simplemente fui ignorado. De repente la presencia del gigantesco monstruo no tardó en ser notada, aquellos que estaban a la orilla del mar y cerca de la carretera que pasaba frente a el lograron presenciar a la gran serpiente. Entre gritos corrían lejos del, la notica no tardaría en propagarse. Al llegar a la orilla Hoseok y yo salimos del agua, este mismo con sus piernas humanas nuevamente, aquel al que llamaban brujo de igual foma se acercó al dragón y le miró con una gran sonrisa. Con su mano tocó una parte de su inmenso cuerpo y al tocarlo este comenzó a transformar aquella imponente y escalofriante figura en un cuerpo y un rostro humano, de repente frente a mi tenía una chico de cabello blanco, parecía largo porque lo sostenía en su cabeza con un tocado dorado, su ropa parecía de otra época antigua pero lucía de la realeza., su piel era como la nieve y sus ojos eran completamente blancos con una cicatriz en uno de ellos, siendo humano aún lograba estremecerte. Este volteo a mirarme, era un poco más bajo que yo, se acercó a mi y tomó mis manos, al ver las suyas tenían unas largas y puntiagudas uñas. Di un fuerte trago de saliva mientras mi quijada temblaba.
—Ahora puedes llamarme Suga, vez que no somos tan diferentes. Dio una ligera sonrisa. —Tú y yo vamos a gobernar este mundo, no te alejes de mí, ahora soy tu rey y señor y pronto Dioses y mortales se inclinarán ante mi, así que no creo que quieras estar en el bando equivocado, honra el nombre de tu madre manteniéndote a mi lado..