Marea alta

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Estaba en casa aburrido sin nada que hacer, suspiraba una y otra vez buscando en mi mente algún distractor  que me hiciera despertar de ese sentimiento tan consumidor.
Mire mi teléfono con la esperanza de encontrar algún mensaje, nada había en el, lance el mismo a un lado de mi cama molesto, desilusionado, desde aquella noche Tae desapareció, no atendía mis llamadas ni mensajes, se tornó en una frustración constante.
Mire el techo de mi habitación, sentía como mis ojos se humedecían al recordarlo, si hubiese intuido que ese día lo cambiaría todo entre nosotros jamás lo hubiese presionado a hacer algo a lo cual el no estaba listo, me culpaba por lo sucedido. Estúpido.
Me levante con coraje, tomé las llaves de la casa y salí de ella sin rumbo alguno, deje mi teléfono, sólo quería distraerme, olvidarme de todo por un instante.
Camine calle tras calle perdido en pensamientos que rondaban todos a Taehyung, recordaba su hermoso rostro y eso me hacía hervir en rabia ya que no lo quería hacer. Hace tan sólo unos días atrás iniciamos una relación que al parecer en este preciso momento no va por un buen camino, eso me pasa por enamorarme de un hombre sobrenatural y místico.
Una lágrima se desborda de mi y cae por mi mejilla, la seque inmediatamente y al cumplir la acción choque con un chico, el golpe fue tan fuerte que nos quejamos en unísono, me disculpe avergonzado, estaba apenado por no haber tenido más cuidado.
—Lo lamentó, no quise golpearte. Este me observa con una gran sonrisa.
—No te preocupes. Habla en un tono muy dulce. Era un chico alto, algunos centímetros más que mi altura, esbelto pero a la vez fornido, su piel era tenuemente bronceada, pulida y suave, su rostro de facciones marcadas y muy atractivas decorado con ojos color miel y finalizaba con un cabello castaño obscuro con un ligero tono caoba. — Disculpa, ¿estabas llorando?. Pregunta al notar la irritación de mis ojos y nariz. Baje mi rostro y negué con mi cabeza. Aún lado de nosotros se encontraba una banqueta, este me invita a sentarme, acepte sin pensar.
La brisa corría y cubría nuestros cuerpos agitando levemente nuestro cabello. Mire de reojo, este observaba el cielo, parpadea y sonríe, voltea su vista hacia mi rostro.
—¿Estas bien?. Pregunta suavemente.
—Ni si quiera yo se esa respuesta. Ambos reímos.
—Lo que sea que te aflige pasará, ya lo verás. Guarde silencio. —¿Es un quién, cierto?. Asentí.—¿chico o chica?.
—Chico...
—Pues es un idiota. Le mire. — ¡Oh!, lo siento, fue muy imprudente.
—No te preocupes, en cierta forma es verdad, sabes, siempre me culpo de las peleas que tenemos, siempre siento que es mi culpa pero no es así.
—¿Y el se siente igual?.
—No lo sé, sólo desaparece y ya.
—Te digo algo, personas así no valen la pena, debes analizar y preguntarte a ti mismo si es el realmente la persona correcta, tú eres un chico muy lindo y tierno, mereces alguien que esté ahí contigo siempre. Sólo asentí con mi cabeza.
—Daniel. Extiende su mano.
—Jungkook. Sonreí.
Minutos después decidí regresar a casa y esta vez con una compañía, Daniel se ofreció a acompañarme en el trayecto entre conversaciones que lograban sacar una sonrisa de mi entristecida expresión, logró hacerme olvidar aquello que me consumía.
Daniel era dos años mayor que yo, asistía a la universidad, estudiaba artes escénicas y me parecía un chico súper interesante y apuesto, no lo podía negar, pero mis ojos eran sólo para Tae aunque este no lo viera.
Me detuve frente a mi casa, nos miramos cara a cara, agradecí su atención y compañía, logró distraerme un poco después de todo y eso era lo que necesitaba.
—Bueno, muchas gracias.
—No hay problema, cuando me necesites llámame y podemos salir a caminar otra vez. Saca de su bolsillo una tarjeta. —No llores más, no lo mereces.
—Esta bien, gracias otra vez. Camine hacia la puerta, al voltear este se despide y continúa su camino. Entro a mi casa, cierro la puerta y al hacerlo alguien toca, abro y Tae estaba frente a mi, entra bruscamente, se notaba que estaba molesto.
—¿Que crees que estás haciendo?. Pregunta fuertemente.
—¿De que hablas?. Dije confundido.
—Te vi con ese chico, ¿quien es el?.
—Uno amigo nada más.
—El no es un amigo, vi la forma en la que te miraba.
—¿Estabas espiando?.
—Te esperaba, pero al ver que venias con alguien me oculté.
Magnifico, ahora me reclama cosas sin sentido, una escena de celos después de haber desaparecido por días como de costumbre, no es la primera vez que lo hace.
—Tae, no tengo ánimos de discutir, tú fuiste quien se esfumo nuevamente, no me respondes mis mensajes, ni las llamadas, lo intenté mil veces y ahora apareces así nada más, discutiendo conmigo. Trate de subir a mi habitación, pero al hacerlo este me sujeta fuertemente del brazo, me queje y al verlo, sus ojos estaban cristalinos, su cuello se llenaba de venas azuladas, se resaltaba el coraje en su mirada, tuve miedo y le pedí que me soltara, este se sacude y reacciona, se parta de mi nervioso sin creer lo que había hecho, mi brazo quedó marcado por su agarre. Trate de acercarme para tranquilizarlo, pero se negó, abre la puerta y huye del lugar, no podía dejar que se fuera en esas circunstancias, así que lo seguí rápidamente.
Llegamos hasta el muelle, lo divisé en la arena a la orilla del mar, las olas eran inmensas, me acerqué, este respiraba agitadamente. Me mira y esos ojos cristalinos y azulados brillaban, su piel se estaba llenando de venas y escamas.
—No te acerques, ahora soy peligroso. Al decirlo las olas se volvían más grandes y rompían con más fuerza, el viento se volvía brusco, el sonido realmente era pavoroso.
—Tae tranquilo, sólo respira, mírame soy yo. Su quijada temblaba. No responde, nada más corre hacia el agua y desaparece en las profundidades del océano. La marea crecía con rapidez y el viento azotaba a altas velocidades., sin embargo no tuve miedo, me senté sobre la arena y espere, aguardaría el momento en que el apareciera, ahora lo que necesita es liberar sus emociones y yo estaré aquí para recibirlo cuando esté listo porqué lo amo...

Mermaid (Taekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora