Mermaid (Taekook)

Ojos blancos

Me quede sin habla... no tenía nada que decir después de todo. Luego de haber hablado conmigo el chico de ojos blancos le pidió a Hoseok que nos llevara a un lugar para poder comer, ya que enfatizó en que tenía hambre. Su fiel admirador asintió y nos llevó a ambos a un restaurante que nunca antes había conocido ya que era muy lujoso algo que no podía costear.
Al llegar, nos guiaron hacia la mesa, sin embargo el camarero al ver aquel chico se impresionó pero el mismo quedó como un zombie después de eso, obedecía las órdenes de  aquel que le miraba con una mirada amenazadora junto a una sonrisa juguetona, Suga.
—Entonces, ¿dónde está nuestra mesa? Y tras acabar el joven nos llevó al sitio de nuestra preferencia. Luego con un parpadeo noté que cambió su postura, se fue caminando algo confundido y aturdido. Le cuestioné a Suga sobre lo ocurrido: Un pequeño truco. Respondió entre risas.
Mientras el miraba la carta, preste atención al televisor que había en el restaurante, donde la noticia se había propagado, habían evidencias de la aparición de la bestia. La piel se me erizo y tuve mucho miedo. El chico de ojos blancos notó mi expresión, volteó hacia donde mis ojos estaban dirigidos y al ver lo que la noticias transmitían su repuesta fue una sonrisa ladeada.
—Los humanos son tan patéticos y tan fáciles de asustar, que pena que lo que conocen como mundo pronto se acabará, este lugar que ellos conocen como hogar es grotesco ¿y sabes porqué?, ellos mismos se han encargado de destruirlo, son como una plaga, ¡nos dicen monstruos!, creo que ellos son realmente los monstruos, algo de caos y su realidad se esfumará, necesitan el dominio de un ente mayor y yo se los daré. Mi mano temblaba al escucharle así que la oculté esperando que no notara mi nerviosismo. —Ahora, está comida es un asco, ¿¡cómo pueden comer esto!? ni siquiera se que significan sus nombres, ¿que son los ravioles? Dijo en tono de desagrado.
—Mi señor, porque no pide algo de su agrado, no tiene que comer lo que hay en este papel, coma lo que a usted se le antoja. Hoseok y Suga miraron al camarero que nos había atendido. El chico nuevamente pareció atraído por una fuerza mayor a nuestras mesa involuntariamente, al llegar con su mirada perdida nos preguntó que deseábamos ordenar, Suga se puso de pie y con el filo de una de sus uñas cortó su cuello, di un fuerte grito llamando la atención de las personas en el restaurante, los mismos al ver lo sucedido comenzaron a gritar y trataban de huir del sitio sin embargo Hoseok con un fuerte grito que lograba aturdirte impidió su salida, los cristales se quebraron con su fuerte alarido. Todos cayeron al suelo cubriendo sus oídos, comenzaron a botar sangre de los mismos y a escupir sangre al mismo tiempo. No bastó más que eso para tener frente a mis ojos una masacre.
—¡Ups!... creo que ensuciamos un poco. Dijo Suga con su sonrisa malvada que parecía nunca desaparecer de su rostro. Había entrado en pánico, realmente tenía miedo y todo era mi culpa, el tenía razón, yo había liberado a la bestia. —Muy bien, que comience el juego. Guiñó su ojo derecho mientras salió de la aparatosa escena, fue hasta la calle principal y se posicionó en medio de ella, las personas comenzaron a sonar sus bocinas y a exigirle que se moviera del camino, este solo miraba fijamente, a nuestro alrededor ya se había acumulado espectadores.
—Escúchenme, ha llegado rey del océano y es tiempo que la tierra se doblegue ante mi.
Quítate del camino imbecile. Grito unos de los choferes. ¡Suga no lo hagas! Le grite desde donde estaba. El me miró y nuevamente frente a mis ojos tomó la forma del gran dragón. Rugió creando pánico en el lugar. De repente escuché una voz que gritaba mi nombre. Volteé y Tae me miraba sin poder creer lo que estaban presenciando sus ojos.
—Miren a quien tenemos aquí, mi más viejo adversario, Taehyung, "Rey del océano", ¿te sorprende verme?, agradécele a ese chico, el fue quien me liberó de tu condena, ahora vengo a reclamar lo que es mío. Hablo con su estruendosa voz.
—¿Que has hecho? Susurró, mientras una lágrima desbordaba su ojo y caía por su mejilla... en ese momento sentí que mi vida había acabado.