Mermaid (Taekook)

8 oceános

Tae estaba preparando una maleta, en ella colocaba algo de rompa tanto suya como mía, se notaba que sería un viaje largo. Mientras tanto yo estaba a la orilla de la puerta simplemente observándolo con la prisa en que lo hacía y el nerviosismo al mismo tiempo.
Jin entro en la habitación, nos dijo que el taxi ya estaba afuera esperándonos, ambos asentimos. Tae cerró la maleta y la tomó con su mano de la manija. Me miró y suspiró. Ambos dejamos la habitación y bajamos por las escaleras hasta llegar a la puerta donde mis hermanos nos esperaban.
—¿Estás seguro que quieres hacer esto? Preguntó Jin al verme, le respondí: es lo que más deseo, quiero respuestas. Este me abrazo y beso mi frente. Seguidamente Namjoom hizo lo mismo, ambos estarían en casa cuidándola mientras regresábamos.
Tae me llamo, debíamos irnos, me despedí y caminé hacia el vehículo, subimos en el y nos alejamos mientras miraba a mis hermanos en la puerta al distanciarnos cada vez más. Tae tomó mi mano y sonrió levemente.
No estoy seguro de que obtendré pero por ahora necesito esto, para tranquilizar mi alma y mis pensamientos, debo tener mi calma y entender que repara el futuro y en que me convertiré.
Algunos minutos después y estábamos en el aeropuerto, al parecer si era un viaje muy largo. Baje del taxi, el día estaba algo ventoso con una leve llovizna. Tae tomó la maleta y me guío hacia el interior del aeropuerto. Hicimos todos los trámites necesarios y esperamos nuestro vuelo, aún no sabía hacia donde nos dirigíamos, pero aún así no quise preguntar.
Esperamos alrededor de una hora y media hasta que al fin escuché hacia dónde partiríamos, Tae se puso en pie al escuchar ser anunciado el vuelo hacia España. Caminamos hacia la puerta correspondiente y minutos después ya estábamos dentro del avión. Nos sentamos y este sostuvo mi mano para luego cerrar sus ojos, hemos estado muy callados, todo esto era muy difícil para ambos...
Alguna horas y ya estábamos en nuestro destino, Madrid, pero ni siquiera salimos del aeropuerto. Tae me llevo a una cafetería del mismo sitio, debía comer algo, ya que aún no habíamos acabado el viaje. Le pregunté hacia donde nos dirigíamos, este me dijo que debíamos hacer una escala más, ya que nuestro destino era una isla llamada Tenerife, la más grande en las islas Canarias ubicada en el océano Atlántico. Comí mi desayuno y nuevamente tuvimos que tomar el siguiente avión. Era exhaustivo pero todo lo hacía por mis respuestas. Al final el viaje acabó cuando llegamos a Tenerife, ya era de noche, al llegar tomamos nuevamente un taxi que nos llevaría a un hotel cercano para poder descansar.
Ya en el hotel, nos regístranos y dieron las llaves de nuestra habitación, fuimos hasta la misma en el piso correcto, abrimos y todo era muy lindo y lujoso como Tae acostumbraba. Fui al balcón a mirar el cielo estrellado, mientras sentía la brisa y escuchaba las olas del mar, se podía ver las luces de las casas y algunos edificios de los alrededores, era realmente hermoso. Sentí dos brazos rodear mi cintura y una respiración tras mi cuello que me estremecía. —¿Te gusta el lugar? Preguntó susurrando a mi oído.
—Es perfecto. Volteé y le miré fijamente. —¿Dónde está?
—Mañana tenemos que ir al monte Teide, en la cima de este se encuentra su templo, uno que nadie a visto jamás, ellas están ahí.
—¿Sabes como se llaman? Cuéntame de ellas.
Tae relato que son diosas antiguas, no son conocidas entre los mortales y fueron rechazadas por los dioses reinantes de la vieja y nueva era, sin embargo son muy poderosas, dominan el poder del océano y por eso los dioses a pesar de su rechazo deben respetarlas, atentar contra la furia de las hermanas desencadenaría grandes catástrofes. Han estado antes de que los humanos existieran y ahora representan el mundo, dominando grandes océanos. Sus nombres son Rea la mujer rubia con la coleta, Ciclón la bella mujer de color la cual no tenía cabello, Cecaelia la otra mujer de color con su cabello rizado, Jena y Nerea las mujeres del cabello oscuro y sedoso partido justo en la mitad de su cabeza dejando que el mismo delineara sus delicados rostros, Lerna la pelirroja y por último su líder Infertirión la reina, aquella mujer del cabello blanco tal como es la nieve, el pilar del aquelarre. Pronto podría volver a ver a las amas del agua, más poderosas que todos los olímpicos.