20 de abril de 2021.
—¡Gracias, Hugh! ¡Envíame la tarifa al número que te di!—Dije mientras corría en dirección al consultorio del doctor dentro de la clínica de fertilidad.
Logré entrar sin mayor problema mientras que buscaba a mi novia con la mirada. La vi salir del consultorio llorando.
—Amor, lamento tardar. Acabé pronto, pero el tra...
—Vamos a casa. —Dijo pasando por mi lado y dejando las llaves en mi mano.
Caminé tras ella sin entender que sucedía. ¿Está enojada conmigo? No parece enojada conmigo, llegué, me tardé pero al menos llegué.
—¿Leigh?—La llamé mientras ella subía al auto. Vi que comenzó a llorar y subí rápidamente hasta el otro lado.
¿Qué? Juro que no hice ni dije nada. ¿Es porque me tardé?
—Hey, cariño. ¿Qué sucede?—Pregunté asustada al ver que cada vez lloraba con más desesperación, como si se ahogara entre tanta tristeza. —Amor. Leigh, ¿qué sucede?—Insistí espantada.
Ella me abrazó con fuerza y no supe como reaccionar.
—Abrázame, por favor. —Susurró y tuve miedo.
En ese momento el miedo me congeló por completo. La rodeé con mis brazos sintiendo que algo iba realmente mal, esa idea me aterraba. ¿Exámenes mal? ¿Tiene alguna enfermedad? ¿Qué pasa?tantas cosas y todas parecían tener más sentido que la anterior agravando el asunto volviéndome loca.
—¿Qué sucede?—Insistí y ella continuó llorando en el espacio entre mi cuello y mis hombros. Mi camisa estaba siendo mojada y yo no podía ni siquiera concentrarme en eso. Mi mente y corazón van a mil por hora, nada es más angustiante que ver a quien amas sufrir y no saber como arreglarlo, no saber la situación, no tener la mínima idea de que carajos debes hacer para que todo esté bien nuevamente y aquella persona sienta tranquilidad.—Leigh...
Ella se separó de mí. Intentó hablar y falló en el intento, sus manos temblaban, su mentón temblaba, su cuerpo entero me hacía entender que nada iba bien.
Tomé sus manos y las escondí dentro de las mías, las besé y la apegué nuevamente a mí. Moví el asiento del conductor hasta atrás y la obligué a subir sobre mi regazo. Ella se aferró a mi con fuerza mientras yo no podía dejar de pensar en que era lo que pasaba por su cabeza dejándola en tanta agonia.
Leigh no llora así jamás, no desde que la conozco. Ella siempre repite que es feliz desde que está conmigo, me asusta no saber que sucede.
Escondí sus manos en mi cuello y la apegué a mi lo más que pude besando su cabello mientras ella se volvía pequeña contra mi. Sus lágrimas mojaban mi ropa y rostro, pero no importaba. Necesito saber que le sucede.
—Está bien, amor. Estaremos bien, sea lo que sea... Estaremos bien y no pasará nada, yo estoy aquí. Yo te cuido. —Dije intentando calmarla.
Ella detuvo sus sollozos poco a poco contra mi cuello, quiero cuidarla, quiero entenderla, pero no quiero presionarla a que me diga de inmediato.
—Te amo mucho, Leigh Shaw. Quiero que lo sepas, eres el amor de mi vida y te amo tanto que si pudiese quedarme con toda tu tristeza lo haría, sólo para que seas feliz siempre. Te lo prometo, mi amor... —Susurré en su oído.
Ella se separó levemente. Noté sus ojos hinchados, la nariz colorada y algo de irritación en sus pómulos.
—Estoy fallada. —Dijo con mucho odio en su voz. —No sirvo y... Jamás podré tener un bebé sin morirme en el intento.
—¿Qué?—Pregunté sin entender. —Cariño, hoy debías hacerte exámenes, no ver los resul...
—Me los hice antes en caso de que sucediera que no querías tener al bebé por tu trabajo. —Dijo ella avergonzada. —Pensaba que si tú no querías, al menos yo tendría un hijo propio...
—¿Y qué pasó?—Pregunté ignorando el hecho de que ella realmente creía que yo no querría un hijo.
—No sirvo.
—No digas eso, Leigh... —Murmuré secando sus mejillas húmedas. Ella suspiró.
—No sirvo, no puedo tener bebés, no podré tenerlos nunca... —Dijo rápidamente intentando no hiperventilarse.
La noticia me cayó como un balde de agua fría. Ésto no puede ser verdad.
—Tal vez salieron mal los exámenes y...
—Tengo un útero didelfo. —Dijo ella con la voz rota. —Yo... Si bien cualquiera con mi condición podría embarazarse tratando de llegar a un embarazo exitoso con riesgos en el camino, pero en mi familia hay antecedentes de abortos y...—Se quedó en silencio cubriendo su rostro con sus manos. Ella realmente lo está pasando mal.
Comencé a llorar viendo como la pequeña posibilidad de que tuviésemos un Shaw Ryder se iba.
—De verdad lo lamento.... Yo en serio quería, pero el doctor dijo que no me ayudaría en ésto, porque podría morir durante el embarazo o parto y... —Comenzó a sollozar nuevamente y yo la abracé con fuerza.
—Nada me importa más que tu salud, Leigh...
—Pero queríamos un bebé y no puedo dártelo, jamás podré tener un hijo propio... Yo... No sirvo, y Matt tenía razón cuando dijo que...
—No. —La detuve.
Ella se calló y observó sus manos casi perdida.
—Escúchame, Leigh. Matt, Danny, Jules o quien sea que te haya dicho alguna vez que tú estabas rota, no es verdad. Tú eres la mujer más increíble que he conocido, amas de verdad, tu humor es tan dulce, cada vez que te veo quiero abrazarte y no soltarte, tengo el privilegio de ser tu novia, de ser tu compañera y de... Tener planes de vida a tu lado, ni siquiera ésto me haría creer que algo anda mal contigo, Leigh.
Ella se aferró con más fuerza a mí sin decir nada.
—Te amo con locura, Leigh. Te amo tanto... Demasiado, más de lo que alguna vez logré amar a cualquier ex pareja, te amo como si nos pertenecieramos.
—Perdóname... —Murmuró ella.
—No debo perdonar nada, cariño... Te amo muchísimo. ¿Tú me amas a mí?—Pregunté intentando desviar la tensión.
—Yo te amo... Te amo y mucho. —Susurró.
—Me gusta saber que me amas... —Dije tomando su rostro antes de besarla. Conseguí que su cuerpo se relaje en el beso.
Joder... ¿Y ahora qué?
Nota de autor:
¡Hey!
-Codex.