8 años atrás...
Milán, Italia.
Lorenzo
Dejo su cuerpo devastado sobre la cama, ella cierra sus ojos sonriendo y suspirando feliz. Junto su frente con la mía.—Dime que estas satisfecha.
—Contigo siempre lo estoy.. — Toma mi mejilla dejándome un beso.
—Debo irme..– salgo de ella poniéndome de pie y colocandome mi ropa.
—Espera..— Ella se pone de pie. —¿Como está ella?
—Bien, Marissa, Antonella está bien. — Suspiro colocandome mi ropa. —, debo irme ahora.— me volteo hacia la salida.
—Lorenzo..— Vuelvo a voltearme. —, prométeme que la cuidarás.
—Siempre lo hago, amore mio.— Cierro la puerta al salir.
⛓🛡⛓
La casa está en completo silencio al entrar, camino hacia las habitaciones en silencio y al pasar por la de mis padres se escuchan ruidos extraños.
Me acerco un poco más a la puerta intentando descifrar dichos ruidos. —joder.. así..Es mi madre.
—Más rápido, mi amor..
Joder, asquerosos.
Camino hacia la habitación de mi princesa, al intentar tocar la puerta, escucho unos sollozos dentro de su habitación. Abro la puerta a la fuerza, encontrándome con ella sollozando. —¿Que carajos...?— me acerco a ella, quien llora sobre su cama. —¿Quien fue?
—Mamá me abofeteo..— Solloza. —, me ordenó que no salga de aquí.
—La gran mierda..— Murmuro. —, te quedas aqui hasta que regrese ¿Si?— Asiente.
Me pongo de pie saliendo de su habitación, cierro la puerta y camino hacia la habitación de ellos. La abro a la fuerza sin siquiera tocar y ellos se tapan con las sábanas como pueden. —¡JODER, LORENZO!— Grita mi padre.
—Mal nacidos, ambos..– me acerco a ellos. —, que sea la última vez que golpeas a la niña. — le advierto a mi madre.
—¿Que tu hiciste que?— Pregunta Massimo. — Mi madre traga duro. —, joder ¿Dónde está?
—En su habitación, idiota. ¿Acaso no sabes?
—Que iba a saber yo que la había golpeado..— Murmura colocándose su ropa . —Vete de aquí. —Le ordena a mi madre, quien a los quejidos se mete en el baño.
—¿Dónde estabas?
—Trabajando. —Responde. —¿Y tu que?— Me enfrenta. —¿Robandome la puta amante?
—Vaya que eres ambicioso, padre – Tensa la mandíbula. —, no te alcanza con mi madre, también quieres a Marissa.
—Sabes perfectamente que ella era mía antes que te la folles...
—Encárgate de que mi madre deje en paz a la niña, si vuelve a golpearla no respondo..
—Lo haré porque es mi hija, desgraciado.— Murmura.
—Como sea, no quiero que vuelva a llorar y que tu siquiera la saludes al llegar del trabajo para follar, sin saber si ésta idiota siquiera le dio de comer hoy.
♟♟♟
Acaricio la mejilla de la más pequeña en la casa, maldiciendo que mi madre sea tan mal nacida. —Ya..