Capítulo corto.
Antonella
Hay una parte que ninguna mujer te cuenta sobre el embarazo.
Los pies hinchados, es estrés, malhumor, cansancio, dolores..
Apenas se puede caminar cuando llevas un bebé viviendo sus últimas semanas dentro.
—Te tranquilizas— me detiene Massimo. —, no puedes verlo.
—Quiero hacerlo, déjame. —Me quejo.
Él suspira. —Puede ser una trampa, Antonella.
—¿Que trampa, Massimo? Todos están en una jodida prisión.
—De acuerdo. — Cierra sus ojos suspirando. —, solo cinco minutos.
Abre la puerta del cuarto oscuro donde está él amarrado a una silla.
Al entrar sus ojos se encuentra con los míos, está golpeado, se ve cansado y adolorido. Pero al verme, sonríe. —Princesa..— Mis ojos se cristalizan. —Mira que preciosa estas.
Trago duro.—¿Quién te golpeó?
Él sonríe. —No recuerdo ¿Sabes?
—No me mientas..— Me acerco a él para acariciar su mejilla. —¿Fue Massimo?
Lorenzo no responde.
Tomo sus manos y lo libero, él se queja quedándo libre, se pone de pie y me abraza. —Así que seré abuelo..— Observa mi vientre gigante. —, y de ese bastardo..
Suelto una risa. —Creí que te agradaba.
Él me mira sin abandonar las caricias en mi vientre. —Lo enviaste a la cárcel, hija..— Suspiro. —, ¿Sabes que no hay vuelta atrás, verdad?
Asiento. —Era lo que debía hacer.
—¿Si? ¿Y quien te dijo eso? ¿Massimo?
—Él solo me contó la verdad, cosa que tu y seguramente Niall me ocultaron. — recrimino.
—No sabia como decirte, pequeña.. toda tu vida creíste que era tu hermano y en mi mente era mejor, cuando Marissa se embarazó yo era solo un niño de unos diecisiete años, ella unos veinticuatro, lo mejor era que tomes a Massimo como un padre, él tenía la edad suficiente como para serlo.
Vuelvo a suspirar. —¿Que haces aquí?
—Quería ver a mi hija, tu vientre..
Vuelve a abrazarme y está vez, también lo hago, suspiro en sus brazos relajándome por su cálido abrazo. —Quiero que te quedes aquí, a vivir.
Él se ríe. —Massimo jamás lo permitiría, princesa..
—¿Dónde has estado todo estos meses? Cuando atacaron tu no estabas.
—Porque estaba en casa de mi madre, intentado buscarte y saber un poco más sobre ti. Ahora vivo con mi organización, no puedo quedarme aquí... pero puedo visitarte ¿Cuanto falta para el dia del parto?
—Solo unos dias— Sonrío. —, ¿Y sabes que?
—¿Que?
—Adivina que es..
Suspira mirando mi vientre con cariño.
La puerta se abre interrumpiendo, Massimo ingresa en la sala. —¿Que carajos hace suelto?— Me pregunta.
—Massimo, él es mi padre, ya no quiero que peleen— aclaro. —Me hace mal, ¿Saben? Bueno.. nos hace mal..— Acaricio mi panza. —, ¿Podrían hacernos el favor de llevarse un poco mejor?— Sonrío como lo hacía cuando era pequeña, cada que quería que me cumplan un capricho.