VIII: Nueva Organización

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Mansión Horan Número 5

Mansión Horan Número 5

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Niall

No soporto que me ponga contra las cuerdas, jamas nadie en mi vida lo ha hecho. ¿Por que tiene que asegurar que la extrañé?

Puro embuste.

Farsante.

En mi mente sigue siendo una simple puta que me traicionó y si la ayudé fue porque recibió un disparo.

No tengo idea porque se cree tanto, si quiero follarla ahora es por que sus piernas parecen talladas por demonios que logra hacerme caer en la jodida tentación cada vez que la veo.
Cada vez que mis ojos encuentran su contextura, esas caderas provocativas y sobre todo su culo perfecto, mi mente me lleva a la primera noche que pasamos aquí, cuando follo por primera vez...

Y fue conmigo, fui yo quien le abrió las piernas, la hizo gemir.

Y se sintió tan malditamente bien llenarla, que me rasguñe la espalda..

Joder, lo quiero, lo necesito nuevamente.

Y eso la hace creer que la extrañé, pero jamás extrañé a nadie en mi vida, siquiera a mi puta madre y ella se cree que la extrañé.

Pf..

Engreída.

Y malditamente adictiva.

—¿No me responderás?

—No tengo nada que decir— Murmuro. —, no me interesa desmentir tus falacias. Puedes crearte la película que quieras en tu cabeza.

—Fíjate que me creo la pelicula de que me extrañaste.
-Quejándose se logra sentar en el sillón para acercarse a mi.

—No te extrañé ni un poco, lo siento, estaba muy ocupado.
—Desvío la mirada, pero la de ella sigue en mi. —Follandome a otras mujeres.

—Lo sé —Sonríe. —, para no extrañarme.

Joder.

Ya me hartó.

Me volteo hacia su lugar, la tomo del mentón para besarla con autoridad. Sin pensarlo demasiado la cargo en brazos, ella enreda sus hermosas piernas en mis caderas y llevo mis manos a su trasero, apretandolo y camino hasta la habitación en donde nos espera un gran somier donde le haré todo lo que estuve imaginando hasta ahora.

La recuesto sobre las sábanas y ella se queja por su herida. —Cierra la boca —Gruño. —, tendré cuidado, ahora abre las piernas joder..

Las abre antes de que siquiera pueda terminar de hablar.

Y luego soy yo quien la extrañó.

La desnudo antes de lo que pueda reaccionar, la poca ropa que llevaba hace algunos minutos ya esta en el suelo. Le abro las piernas besándola desesperado por volver a meterme dentro de ella, se que primero debo prepararla. Desciendo sosteniendola de los muslos, beso sus pezones y paseo mi lengua por allí, succiono robandole gemidos desesperados como la puta que es.

𝐏𝐔𝐓𝐀 © [𝟏] [N.H]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora