LXXVIII

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𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1881 —𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨

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𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1881 —𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨

  Tenía mucha suerte. No creía y probablemente no había otra forma de describirlo. Después de tantos años de puras cosas malas ahora la suerte estaba de su lado, como si fuera un ente que se arrepintió y se estuviese redimiendo con ella. Casi todo era suerte. Así se sentía, al menos en como lo pensaba.

    Ava tenía razón, bastante. Podía decirle cualquier cosa a Thomas. Lo que sea, y era demasiado posible que haga todo lo que ella quería. Él mismo decía que estaba dispuesto a eso. Se entregaba totalmente, a total disposición, en un sentido técnicamente estaba dispuesto a ser un muñeco. Y podía ser tierno y gracioso hasta cierto punto.

    Con esa actitud tan ciegamente entregada podía ser un blanco fácil para que la gente se aproveche de él. Aunque Lauren sentía que su confianza por ella era tanta que ese sentimiento se desbordaba en él. Pensaban lo mismo, concordaban en muchas cosas y eso hacía al muchacho confiar a ojos cerrados.

    Y Lauren no podía darle razones para desconfiar de ella, ni para que se preocupe tanto por ella por una mentira. Ni para que dude de ese sentimiento tan lindo que le otorgaba de manera tan entregada. No podía aprovecharse de eso, se había sentido terrible al tener que mentirle, con la pequeña discusión que habían tenido. A pesar de que por otro lado la satisfacción de lo Lea también se sienta, no hubiera valido la pena si con Thomas terminaban mal las cosas.

    Sabía que lo tenía de su lado incondicionalmente como si estuviese hechizado, no podía hacer nada sola, porque siempre lo tendría a él, mentirle no tenía sentido, ni en el más extremo de los casos. Si ella lo tenía a él, si él la tenía a ella. Si había confianza, si estaban juntos, si estaban tan dispuestos a hacerlo y a estarlo.

    No volvería a mentirle, se le iba a hacer imposible. Tampoco quería hacerlo, lo que había pasado le había recordado que si se enojaba o explotaba aunque fuese lo más difícil, tenía que pensar más, porque ahora no podía explotar porque sí, era peor, podía terminar haciéndose mucho daño, o mintiendo a quien no quería mentirle y si bien necesitase explotar, no tenía que explotar sola. Porque él la iba a acompañar en todo, y ella también tenía que hacer lo mismo, no por obligación, sino por simplemente quererlo de vuelta.

    Thomas se refugiaba bastante en ella, y no le molestaba. También quería ser su refugio.

[•••]

    Aquel día técnicamente le obligaron a quedarse en cama. Para que descanse. Y tuvo que obedecer a pesar de que sentía que tenía que hacer algo, como cambiarse, tender su cama y ordenar su habitación.

   No pudo venir ni Ava ni Frizzy debido al ajetreo, no había problema. Se quedó ahí en la habitación todo el día sin remedio, con los libros que ahora eran suyos y la copia de los que Lauren le había pedido a Thomas. Eso la distrajo y le sirvió mucho, porque estaba estudiando esas cosas junto a aquel libro en especial que venía leyendo. Se concentró en eso, fue tomando algunos apuntes, y aprendiendo cosas o profundizando algunos pensamientos para los que podía concordar con más de un argumento, o no hacerlo. Era interesante.

❛²❜⸙ 𝐑𝐎𝐘𝐀𝐋 | 𝔗𝔥𝔬𝔪𝔞𝔰 𝔅𝔯𝔬𝔡𝔦𝔢-𝔖𝔞𝔫𝔤𝔰𝔱𝔢𝔯 (✓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora