LXXXV

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𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1881 —𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨

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𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1881 —𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚, 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨

    Aquel día circulaba a un poco más  de mediados de Agosto. Primavera se acercaba. En Setiembre sería el aniversario de muerte de Vladimir Gees, en Octubre el aniversario del juicio. El tiempo también pasaba rápido.

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     El encuentro y la visita a Hope había tenido sus momentos amargos y momentos hermosos. Y había sido sumamente especial al fin y al cabo.

    Fue igual de especial entonces, visitar a Gerard Minsky, en la gran biblioteca nacional. Un reencuentro que también fue tremendamente emocionante.

    La zona de la biblioteca estaba más vacía, y ante el sonido del carruaje y los rumores que se dispersaron al instante, Gerard Minsky salía de la biblioteca corriendo tiernamente en aquel cuerpo gordinflón suyo sosteniendo su sombrero de copa para que no se lo lleve el viento.

    Llegó al encuentro del carruaje y ante la emoción Lauren bajó lo más rápido que pudo, junto a todos los demás. Gerard se había emocionado mucho. Abrazando fuertemente a Thomas y a Lauren al mismo tiempo. Una vez más Lauren no dijo nada, estar feliz por verlo de nuevo era más importante que su incomodidad.

    Se sorprendió mucho al ver a Lauren sonreír, y dijo que esa expresión le sentaba muy bien, que estaba tan feliz de verla sonreír, era la primera vez que él lo hacía. Saludó a Dylan, a Frizzy. Los invitó a pasar, a tomar un té, a conversar.

    Los guardias esperarían fuera, la biblioteca era un lugar demasiado seguro. Pero si algo pasaba, siempre estaban vigilando.

    De repente empezó a solear mientras los cuatro se dirigían a la biblioteca. En palabras de Gerard era el jefecito que se había puesto feliz con las visitas.

    La biblioteca andaba medio vacía, pero seguía igual, igual de inmensa, con todos sus trabajadores, con todas sus hermosas secciones, todo ese gran espacio.

    Pasearon por los pasillos, conversando. De como estaban las cosas, de cómo estaba Gerard, cómo le iba, cómo se encontraba su familia.

    Los invitó a la oficina que ahora era suya. Antiguamente del buen Vladimir. Todos fueron, y así como el resto de la biblioteca, la oficina seguía exactamente igual. Gerard no le había cambiado nada de cómo Vladimir Gees la había dejado, sea nostalgia o una forma de tenerlo presente.

     Los hizo sentarse, a todos, ofreció una taza de té, y como no sus infaltables rosquillas que ofreció con cariño, esa vez Lauren las aceptó, tenía que, así que tomó una.

❛²❜⸙ 𝐑𝐎𝐘𝐀𝐋 | 𝔗𝔥𝔬𝔪𝔞𝔰 𝔅𝔯𝔬𝔡𝔦𝔢-𝔖𝔞𝔫𝔤𝔰𝔱𝔢𝔯 (✓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora