When enemies are at your door
I'll carry you away from war.
Your hope dangling by a string
I'll share in your suffering
To make you well.Give me reasons to believe
You would do the same for me.
Baby, I'm not moving on
I'll love you long after you're gone.Gone, gone, gone, Phillip Phillips.
MARÍA
María di Angelo culminaba de nuevo con sus labores diarios: ordenar, barrer, limpiar, regar las plantas y por su puesto, sentarse en la mesa de cocina con una taza de café humeante en las manos mientras esperaba alguna señal de vida de sus hijos.
La visita de Bianca de hace tan sólo dos días, ya le parecían milenios. María ansiaba tocar sus suaves mejillas de nuevo, estrecharla en un abrazo y peinar su cabello con los dedos.
Pero más que nada, necesitaba ver a ver Nico. No había sabido de él en semanas.
Sin poderlo evitar, sus ojos se humedecieron y se desviaron hacia su antiguo reloj de pared. Tres de la tarde. ¿Por qué tenía que terminar tan temprano? Ah sí, no había mucho que ordenar.
Tic toc. Tic toc.
Ella podría mirar ese reloj por horas e incluso días. Observando cómo las manecillas se movían monótonamente hasta dar una vuelta y luego repetir el proceso. Siguiendo con los ojos el balanceo del péndulo que producía ese irritante y a la vez hipnotizante tic toc.
Tic toc. Tic toc.
Miró la puerta.
Tic toc. Tic toc.
Tomó un sorbo de café.
Tic toc. Tic toc.
Suspiró. Esto era estúpido. Alguna vez escuchó que la mejor manera de afrontar un problema es abandonarse a él, buscar otras cosas en qué entretenerse. ¿Qué perdía intentándolo?
Terminó su café y después de haber lavado la taza, se dirigió a su habitación. ¿Hace cuánto que no salía a dar un paseo por la ciudad? ¿A visitar a sus amigas?
Abrió el ropero y buscó su mejor ropa casual. Aún récordaba lo difícil que había sido adaptarse al mundo moderno, dejar sus amados vestidos largos y elaborados.
En honor a los viejos tiempos escogió un vestido, algo elegante, pero no fuera de época. Tomó su tiempo para arreglarse; y es que tuvo que hacerse un pack completo, desde depilación hasta maquillaje.
Bajaba las escaleras con su bolso bajo el codo izquierdo y la mano derecha deslizándose por el pasamanos de madera, cuando notó que había una persona, mejor dicho dios, en la última grada.
—Hades... —susurró María.
El dios miró con una mezcla de tristeza, culpabilidad y... después de recorrer su cuerpo, en sus ojos centelló el deseo.
María no pudo evitar hacer lo que hizo. Estaba desesperada por llenar un vacío que la carcomía por dentro. Necesitaba de alguien.
Llegó hasta él, dejó que tomara su cintura con sus manos heladas y cuando la levantó, aspiró de ese aliento singular que tanto había disfrutado en la antigüedad.
Sus frentes se juntaron, sus narices se rozaron. Tenían los pensamientos sincronizados y fuera de sus riendas. El inframundo, la oscuridad, el frío; su aura en general siempre le había atraído de una manera que no podía explicar.
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La venganza del abismo
FanfictionDespués de la guerra contra Gea, la paz no duró demasiado. El campamento recibe una visita inesperada de un semidiós con problemas de lealtades. Otra profecía es revelada, exponiendo al mundo entero a un destino fatal. Los héroes del Olimpo encarar...