17. Adiós y hasta nunca.

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If I told you what I was,
Would you turn your back on me?
And if I seem dangerous,
Would you be scared?
I get the feeling just because
Everything I touch isn't dark enough
That this problem lies in me

A monster, a monster,
I've turned into a monster,
And it keeps getting stronger.

Monster,  Imagine Dragons

TÁRTARO/NICO

Tártaro solo podía saborear lo bien que estaba saliendo todo.

Había logrado conseguir hasta ahora todos y cada uno de sus planes, solo tendría que esforzarse un poco más para terminar su trabajo.

En el momento que le preguntaron si recordaba lo ocurrido, creyó que no iba a poder ocultar su regocijo. Todo era perfecto. Cada pieza caía en su lugar con eficacia y precisión.

En su nuevo cuerpo se sentía extraño. Tenía que acostumbrarse a cosas insignificantes como dedos, cabello y una contextura pequeña y frágil. No le gustaba mucho tener que recurrir a la posesión de algún mortal, pero era su mejor oportunidad para conseguir su objetivo principal: destruir la vida sobre la tierra.

Sí, lo que acabas de leer.

Tártaro definitivamente no quería apoderarse del mundo. Sus ambiciones no eran de ese tipo, para eso tenía sus reinos bajo tierra.

Pero sí quería ver a los miserables mortales sufrir y morir frente a sus ojos, presenciar destrucción y agonía, sobre todo en aquellos que llevaban tanto tiempo fastidiando los planes de sus descendientes. La derrota de sus hijos y su esposa fue la gota que derramó el vaso, Tártaro no soportaría más humillaciones a los de su especie.

Desde ahora en adelante, los humanos, semidioses y dioses, serían los cazados y humillados. Ellos serían el motivo de deleite, entretenimiento y repugnancia de los monstruos. Los papales al fin se invertirían, a ver si les gustaba.

Algo se removió en su interior provocándole un insoportable dolor de cabeza. La estúpida alma del hijo de Hades continuaba dentro, quejándose.

Tártaro debía aceptar que el chico era fuerte. A pesar de cumplir correctamente los pasos de la posesión, su esencia resultaba incompatible en aquel cuerpo, haciendo que éste se resistiera la mayor parte del tiempo.

«No te saldrás con la tuya» le dijo el hijo de Hades.

«Mírame» respondió Tártaro con deleite.

Sonrió. A pesar de los ligeros inconvenientes, le gustaba percibir el sufrimiento y la impotencia de su anfitrión. Disfrutaba restregarle en la cara que él tenía el control.

Procedió a contar la historia. Con ciertas, mejor dicho, muchas modificaciones. Se derretía de la dicha al ver las expresiones atentas y preocupadas de todos los presentes.

Según su versión, el pobre Nico di Angelo había sido atrapado con cadenas de hierro estigio y torturado sin descanso. Sus queridos amigos lograron llegar al Tártaro, dar con su paradero, y luchar contra el dios y sus monstruos. Sorprendentemente encontraron una manera de salir, sin embargo en el proceso salieron muy lastimados. Tártaro había logrado efectuar en ellos un poder especial con el cual olvidaron los hechos recientes.

Alegó que el dios probablemente efectuó ese poder por vergüenza a que recordaran aquella humillación, y que el hijo de Hades se salvó por estar muy dañado y alejado del resto en ese momento. Añadió que seguramente debía estar planeando un contraataque por lo ocurrido y que deberían tener mucho cuidado.

La venganza del abismo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora