La venganza del abismo

8. Sentimientos confusos.

Close your eyes
I know what you see
The darkness is high
And you're in ten feet deep
But we've survived more terrible monsters than sleep

Tu sei il mio soldatino
La ragione per cui vivo
Non ti scordar di me
Io veglierō su di te.

Soldatino, Paola Bennet.

BIANCA

Bianca sentía el alma de Nico apagarse.

Los hijos del inframundo tienen esa capacidad de ver las auras de vida, pero con su hermano, esa conexión iba más allá. Podía sentir su alma haciéndose trizas, cada tramo inagotable de sufrimiento y dolor. El aura de vida de Nico parpadeaba, como si no encontrara el equilibrio entre estar bien y mal. Tal vez eso quería decir que aún no lo querían muerto.

—Bianca —Quirón la sacó de sus pensamientos—. ¿Tú qué opinas?

Bianca parpadeó confundida. Lo miró a los ojos.

—Lo siento, no estaba prestando atención —admitió.

El centauro suspiró y agitó su cola de caballo.

—Estaba preguntando tu opinión sobre lo que ha dicho Percy acerca de la profecía.

—Ah. —Bianca todavía no estaba tan centrada.

Quirón la examinó con la mirada.

—¿Qué ocurre, Bianca? ¿Sabes algo que tenga que ver con tu hermano?

Todas los ojos se posaron en ella. Tragó saliva.

—Bueno... —trató de ocultar su nerviosismo—. Estoy muy preocupada por Nico. Puedo sentir cosas sobre él que ni yo puedo explicar. Percibo su estado emocional aparte de su aura de vida. Tal vez sea cosa de los hijos de Hades.

—¿Y qué has percibido? —preguntó Thalia amablemente.

Los ojos de Bianca se cristalizaron.

—Yo... sentí inestabilidad. Está sufriendo mucho, su alma se debilita a cada instante. Le están arrebatando todo lo bueno que tiene —le tembló la voz—, que siente y que recuerda.

Al otro lado de la habitación, Reyna adoptó una expresión escondida de remordimiento. Una lágrima bajó por su mejilla, pero ella giró el rostro para que nadie lo notara.

Sin embargo, Bianca lo notó. La entendía perfectamente, hablaban de una persona a la que ambas amaban con todo su corazón. Además, como cualquiera dentro del campamento, tenía un grado alto de admiración por Reyna. Era una chica tan fuerte y valiente, haría cualquier cosa por los que ama sin importar el precio.

Reyna intentaba disimularlo, pero sus dedos no se despegaban de la pulsera de plata que adornaba su muñeca derecha. Bianca conocía la pulsera. Había ayudado con la idea. Incluso había colaborado en hacer las grabaciones.

Calypso colocó una mano sobre su hombro con un gesto tan tranquilizante que la hija de Hades se sintió mejor.

—Deberíamos hablar sobre la misión para rescatar a Nico como prioridad —sugirió Calypso, dirigiendo su mirada hacia los demás—. El tiempo es valioso y cada segundo que Nico pasa allí —se estremeció—, debe ser terrible.