4. Un regalo y una promesa.

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I get caught in the water
I get torn in the wind
I would drown in the river
While the sun goes down

Is anyone listening?
Is anyone around to see?
That I'm doing it all for you
I'm ready to go.

All for you, Imagine Dragons.

REYNA

Reyna necesitaba tiempo para entender todo lo que estaba pasando.

Para su suerte –o tal vez mala suerte–, frente a la cama donde descansaba Nico disponía de mucho tiempo para pensar.

Observar a su novio en ese estado le partía el corazón. A pesar de las mantas que lo cubrían, todo su cuerpo tiritaba y se movía constantemente de un lado a otro. Le preocupaba que su tez volviera a ser pálida y enfermiza como el papel tisú. El normal carmesí de sus labios había sido reemplazado por un morado azulado.

Se veía tan...
Frágil.

Y esa no era una palabra que lo describiera normalmente.

Reyna suspiró y lo rodeó con sus brazos haciendo un notable esfuerzo por no llorar. No era algo que hiciera a menudo, pero ver a Nico así le recordaba demasiado a la vez que estuvo a punto de perderlo.

Debía aceptar que su debilidad más grande era Nico di Angelo.

Mientras acomodaba una toalla húmeda sobre su cabeza, recordó la profecía y la traumática forma en la que se había presentado.

Los campistas tal vez revivan aquella escena en sus pesadillas. Todos la habían escuchado sin excepción. El recuerdo era tan perturbador que decidió dejarlo de lado. Cuando Nico se recuperara tendrían que hablar sobre el tema y ella no estaba segura de poder describirlo dos veces.

Acarició el cabello de Nico mientras lo apretaba más contra su cuerpo. Por alguna razón sentía que debía protegerlo. Besó con suavidad aquellas ondas azabaches que tanto la volvían loca, aspirando su fragancia.

Reyna sonrió, algo que pensó que no podría pasar debido a la situación.

—Nico... —susurró, dejando salir una lágrima que no estaba segura si era de preocupación o nostalgia.

El cuerpo del susodicho dejó de temblar y pareció adquirir más calor. El corazón de Reyna latió rápidamente. ¿Sería esa una respuesta a todo su amor? ¿Sería capaz de recuperarse sólo con esta fuerza?

Como respondiendo a sus preguntas, la respiración de Nico se volvió agitada y se removió con brusquedad.

Reyna se dispuso a llamar a un hijo de Apolo, pero no tardó en cambiar de planes. Cuando se volvió otra vez hacia su novio, él ya estaba despierto.

Se sintió aliviada, pero su alivio no duró mucho. Nico se había sentado de golpe en la cama, con su pecho subiendo y bajando de manera irregular y los ojos derorbitados.

—¿Qué ocurre? —preguntó, presa de la preocupación.

Nico se volvió hacia ella con un respingo. Logró relajarse al reconocerla.

—Es... —se le dificultaba hablar—. Rachel... ¿Dónde está?

—¿Rachel? —Reyna estaba extrañada por la pregunta—. Ella está en la habitación de al lado con Quirón, Octavian y un campista de Apolo que la estaba revisando. Él insistió en dejar a un hermano suyo contigo pero yo me negué rotundamente.

La venganza del abismo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora