For those days we felt like a mistake,
Those times when love's what you hate,
Somehow we keep marching on.For those nights when I couldn't be there,
I've made it harder to know that you know
That somehow we'll keep moving on.There's so many wars we fought,
There's so many things we're not,
But with what we have,
I promise you that
We're marching on.Marching on, One Republic
REYNA
Reyna estaba feliz. Tártaro se había ido hace tres meses y no había vuelto a molestar.
La primavera junto a sus amigos fue única. En pocos días lograron reparar los daños en el campamento con ayuda de Annabeth, Percy, Bob, Damasen e incluso la Sta. O'Leary.
También realizaron nuevas construcciones, como la cabaña honorífica de Percy y Annabeth. (Así es: una cabaña para ambos). Cambiaron la idea de hacer dos porque, de todas maneras, en poco tiempo se casarían, y todos sabían su amor era tan inmortal como ellos. Además, debían estar preparados para cuando tuvieran hijos y Zeus los obligara a ir al campamento.
Terminadas las labores pendientes, los semidioses que se quedaron por fin pudieron disfrutar de sus merecidas (y previamente alteradas) vacaciones. Contaban ansiosos los días para que comenzara el campamento de verano y llegaran todos los que faltaban.
Reyna incluso pudo haber dejado el incidente de Tártaro como un producto de su imaginación, de no ser porque quedó con una renguera permanente.
Se sentía graciosa caminando de forma irregular, y le costó mucho adaptarse en batalla. Pero después de un arduo entrenamiento que incluyó muchas caídas y derrotas vergonzosas, lo logró e incluso le sacó provecho. Su pierna mala le permitía amagar a su oponente con facilidad y realizar patadas voladoras sin dolor, y Belona había ayudado mucho con su desenvolvimiento.
Ahora cada dios, tanto griego como romano, se presentaba ante sus hijos al menos una vez por semana. Habían creado un horario de visitas que incluía a cuatro dioses diferentes por día para una mejor organización.
Resultaba gratificante ver a Hermes haciendo bromas con sus hijos, a Apolo tocar la lira para su cabaña, o a Hefesto trabajando en su taller.
—¿Reyna, me pasarías el jugo, por favor? —preguntó Hazel.
Reyna asintió y lo hizo. Nada como un picnic grupal al aire libre. El entorno estaba cubierto de plantas verdes, flores y había una efectiva producción en los campos de fresas. El jugo, justamente, era de fresas recién cosechadas. Sabía delicioso, y más con los refrescantes cubitos de hielo en su interior.
Hazel tomó la jarra, se sirvió un vaso y luego distribuyó el contenido restante en otros tres, que repartió entre Frank, Jason, y Leo.
Estaban sentados en una mesa rectangular de madera con extensión y sillas extra, cortesía de Annabeth. El mantel era el típico a cuadros blancos y rojos. La comida, una sabrosa variedad de bocadillos de dulce y sal que estaba casi acabada.
—¡Yo también quería! —se quejó Percy, pegando un manotazo en la mesa.
Annabeth le dio un pequeño golpe en el pecho con el dorso de la mano. Para ambos dioses, era muy común pasar el día entero en el campamento, o visitarlo a diario. Ellos no tenían un horario fijo.
—Tú ya tomaste, cerebro de algas. Además, con tus poderes podrías hacer aparecer jugo de mora azul.
Percy se acarició la barbilla.
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La venganza del abismo
FanficDespués de la guerra contra Gea, la paz no duró demasiado. El campamento recibe una visita inesperada de un semidiós con problemas de lealtades. Otra profecía es revelada, exponiendo al mundo entero a un destino fatal. Los héroes del Olimpo encarar...